La magia de Martina
nadie más pudiera verla. La mujer, llamada Martina, creía fervientemente en su historia y se sentía feliz de tener un secreto tan especial.
Martina trabajaba como enfermera en el ancianato del pueblo y era muy querida por todos los residentes. Siempre les contaba historias maravillosas sobre sus aventuras con la Virgen María y cómo esta le daba consejos sabios para ayudar a las personas necesitadas.
Los ancianos escuchaban atentamente cada palabra de Martina y se sentían reconfortados por sus relatos. Un día, llegó al ancianato un niño llamado Tomás. Era tímido y estaba un poco asustado de estar lejos de su familia por primera vez.
Martina decidió acercarse a él y contarle una historia especial que lo hiciera sentir mejor. "Hola, Tomás", dijo Martina con una sonrisa cálida. "¿Te gustaría escuchar una historia mágica?"Tomás asintió tímidamente mientras se aferraba a su osito de peluche.
"Hace mucho tiempo, en este mismo lugar, vivía una hada muy especial llamada Estrella", comenzó Martina. "Ella tenía el poder de convertir los sueños en realidad. "Los ojitos del niño brillaron de emoción ante la idea de conocer a un hada mágica.
"Estrella solía visitar este ancianato todas las noches para asegurarse de que todos estuvieran durmiendo bien", continuó Martina. "Ella tocaba suavemente la frente de cada persona con su varita mágica y les enviaba dulces sueños llenos de alegría.
"Tomás se acurrucó aún más cerca de Martina, emocionado por escuchar la historia. "Un día, Estrella decidió llevar a cabo una misión muy especial", continuó Martina. "Ella quería encontrar a alguien que necesitara su ayuda y hacer su sueño realidad.
"Tomás miraba con atención a Martina mientras imaginaba cómo sería conocer al hada Estrella. "Estrella buscó en cada rincón del ancianato hasta que encontró a una abuelita llamada Rosa", siguió Martina. "Rosa era muy valiente y siempre había soñado con volar como los pájaros.
"Tomás sonrió al imaginarse volando junto a los pájaros en el cielo. "Estrella tocó la frente de Rosa con su varita mágica y le susurró al oído: "Querida Rosa, tus deseos se harán realidad esta noche"", narró Martina.
"Y así, cuando Rosa cerró los ojos para dormir, sus sueños la llevaron volando por el cielo estrellado. "Los ojos de Tomás brillaban de felicidad ante la hermosa historia.
"Desde aquel día, Estrella visita este ancianato todas las noches para asegurarse de que todos tengan dulces sueños", concluyó Martina. "Si alguna vez tienes un deseo especial en tu corazón, solo tienes que cerrar los ojos y dejar que Estrella te lleve en un viaje mágico".
Tomás abrazó fuertemente a Martina y le susurró: "Gracias por contarme esa hermosa historia". Desde ese momento, Tomás se sintió más tranquilo y seguro en el ancianato.
Martina no se dio cuenta de que, a través de su historia, había logrado llevar esperanza y alegría a Tomás y a todos los ancianos del lugar. Aunque sus historias eran inventadas, el amor y la imaginación que transmitía en cada palabra eran reales.
Y así, Martina continuó contando historias mágicas e inspiradoras a los residentes del ancianato, creando un ambiente lleno de sueños y felicidad. Su amor por el sacerdote ya no estaba solo enfocado en él, sino en todas las personas que necesitaban un poco de magia en sus vidas.
Martina aprendió que la imaginación puede ser una herramienta poderosa para traer alegría y esperanza a quienes más lo necesitan. Y aunque nunca pudo estar cerca del sacerdote como hubiera deseado, encontró una forma especial de compartir su amor con el mundo.
Y así fue como Martina descubrió que la verdadera magia está dentro de cada uno de nosotros, lista para ser compartida con aquellos que más lo necesitan.
FIN.