La magia de Martina y el Mago Abecedario
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Letras, una niña llamada Martina que tenía un gran problema: no podía aprender a leer.
Todos los demás niños de su edad ya sabían leer cuentos, carteles y hasta las recetas de cocina, pero por más que lo intentaba, a Martina las letras siempre se le escapaban. Un día, la maestra de Martina, la señorita Rosa, decidió hablar con sus padres para buscar una solución.
Ellos estaban muy preocupados por su hija y querían ayudarla en todo lo que fuera necesario. La señorita Rosa les sugirió llevar a Martina a ver al famoso mago del pueblo, Don Abecedario.
Al llegar a la casa de Don Abecedario, un hombre mayor con una larga barba blanca y un sombrero puntiagudo les recibió amablemente. "-Buenas tardes ¿en qué puedo ayudarlos?", preguntó el mago.
"-Hola Don Abecedario, soy la señorita Rosa y estos son los padres de Martina", dijo la maestra mientras señalaba a la niña tímida detrás de ellos. "-Encantado de conocerlos. Veamos qué podemos hacer por esta valiente niña", respondió el mago mientras guiaba a todos hacia su biblioteca llena de libros mágicos.
Don Abecedario pasó horas enseñándole a Martina trucos y hechizos para hacer que las letras cobraran vida frente a sus ojos. Aprendió que cada letra tenía su propio encanto y personalidad única.
La —"A" era aventurera como un pirata en alta mar; la —"E" era tan dulce como un helado en verano; la —"I" era curiosa como un gato explorador; la —"O" era tranquila como el mar en calma; y la —"U" era fuerte como un caballero valiente.
Poco a poco, Martina fue perdiendo el miedo a las letras y empezó a disfrutar del mundo mágico que se abría ante ella.
Con la ayuda del mago y su esfuerzo constante, logró finalmente juntar las letras para formar palabras y luego frases enteras. Su progreso fue asombroso e inspirador para todos los que la conocían. Un día, Villa Letras se vio amenazada por un terrible monstruo hecho completamente de palabras mal escritas y sin sentido.
El pueblo estaba desesperado porque nadie podía detener al monstruo que arrasaba con todo a su paso. Fue entonces cuando Martina recordó todo lo que había aprendido junto al mago Don Abecedario.
Con valentía y determinación, se enfrentó al monstruo pronunciando palabras correctamente escritas que tenían el poder de deshacerlo poco a poco. El monstruo se fue debilitando hasta desaparecer por completo entre destellos brillantes. El pueblo entero celebró a Martina como su heroína salvadora.
Desde ese día en adelante, ella siguió practicando lectura cada vez más emocionada sabiendo el poder transformador que las palabras podían tener cuando eran utilizadas correctamente.
Martina se convirtió en ejemplo para todos los niños del pueblo demostrando que con esfuerzo, perseverancia y algo de magia interior ¡todo es posible! Y así vivieron felices leyendo muchos libros llenos de aventuras sin fin en Villa Letras.
FIN.