La magia de Miriam


Miriam era una niña muy especial que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos. A pesar de no tener muchos juguetes, siempre encontraba la manera de divertirse con lo que tenía a su alcance.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Miriam se encontró con un hada madrina que le regaló una varita mágica.

La hada le dijo: "Con esta varita podrás hacer realidad cualquier deseo que tengas en tu corazón, pero recuerda usarla sabiamente". Miriam emocionada corrió hacia su casa para contarle a sus padres sobre el maravilloso regalo que acababa de recibir. Ellos, sorprendidos, no podían creer lo que veían.

La madre de Miriam le advirtió: "Hija mía, las cosas más valiosas en la vida no vienen de la magia, sino del esfuerzo y la perseverancia". Pero Miriam estaba tan entusiasmada con su varita mágica que decidió probarla inmediatamente.

Apuntó hacia un árbol cercano y dijo: "¡Quiero que este árbol sea el más grande y hermoso del bosque!". En cuestión de segundos, el árbol creció hasta alcanzar alturas increíbles y sus hojas brillaban con colores nunca antes vistos.

Los animales del bosque se acercaron curiosos a ver lo ocurrido y pronto todos querían pedirle deseos a Miriam. Ella se sintió abrumada por tanta responsabilidad y decidió devolver la paz al bosque.

Con un gesto decidido apuntó nuevamente con su varita mágica hacia el árbol gigante y dijo: "Que vuelva a ser como antes". El árbol volvió a su tamaño original y los animales regresaron a sus hogares satisfechos.

Miriam comprendió entonces la importancia de valorar lo simple y natural, aprendiendo que la verdadera magia está en ayudar a los demás y cuidar del mundo que nos rodea. Desde ese día, Miriam utilizó su varita mágica únicamente para hacer pequeños actos de bondad en su comunidad.

Ayudaba a los ancianos a cruzar la calle, sembraba flores en el jardín del vecino solitario e incluso reparaba juguetes rotos para los niños menos privilegiados.

Con el tiempo, el pueblo entero reconoció la generosidad y nobleza de Miriam, convirtiéndose en un ejemplo para todos los niños y adultos por igual. Su familia también se llenó de orgullo al ver cómo su hija había crecido siendo una persona tan extraordinaria.

Y así fue como la pequeña Miriam descubrió que no necesitaba magia para hacer del mundo un lugar mejor; bastaba con tener un corazón lleno de amor y voluntad para cambiar las cosas. Y colorín colorado este cuento ha terminado... o tal vez esté apenas comenzando.

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