La magia de Nicolás
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, un duende llamado Nicolás. Nicolás era conocido por ser el duende más travieso de todos, pero también tenía un corazón lleno de bondad y generosidad.
Era víspera de Navidad y Nicolás estaba emocionado porque había planeado hacer algo especial para ayudar a los niños del pueblo. Durante semanas, había estado recolectando juguetes y regalos para repartir entre aquellos que no tenían tanto.
Una noche, mientras volaba sobre los tejados del pueblo, Nicolás se encontró con su amiga la hada Lucía. Lucía era conocida por su sabiduría y siempre tenía buenos consejos para dar. "¡Hola Nicolás! Veo que estás muy ocupado esta noche", dijo Lucía con una sonrisa.
"Sí, estoy preparando una sorpresa para los niños del pueblo. Quiero hacerles sentir la magia de la Navidad", respondió Nicolás emocionado.
Lucía asintió con la cabeza y le dio un consejo a su amigo:"Recuerda, Nicolás, lo más importante es hacerlo con amor y sin esperar nada a cambio. La verdadera magia está en dar sin pedir nada a cambio. "Nicolás reflexionó sobre las palabras de Lucía mientras continuaba su camino por los tejados del pueblo.
Sabía que ella tenía razón y decidió seguir su consejo al pie de la letra. Finalmente llegó el día tan esperado: Navidad. Los niños del pueblo estaban ansiosos por abrir sus regalos debajo del árbol.
Pero este año sería diferente gracias a la ayuda desinteresada de Nicolás. Mientras los niños jugaban en la plaza del pueblo, Nicolás se acercó sigilosamente y comenzó a repartir los regalos que había recolectado.
Los ojos de los niños se llenaron de alegría y sorpresa al recibir esos hermosos presentes. Pero Nicolás no se detuvo ahí. Decidió ir más allá y organizar una fiesta navideña en el parque para todos los habitantes del pueblo.
Había música, comida y mucha diversión para disfrutar juntos. La noticia rápidamente se extendió por todo el pueblo y pronto, personas de todas las edades se unieron a la celebración. Era una Navidad llena de risas, abrazos y felicidad.
Nicolás estaba feliz viendo cómo su idea había traído tanta alegría a todos. Pero lo que no sabía era que su generosidad iba a ser recompensada de una manera muy especial.
Cuando la noche comenzaba a caer, un niño llamado Lucas se acercó tímidamente a Nicolás con lágrimas en sus ojos:"Gracias, duende Nicolás", dijo Lucas entre sollozos. "Este ha sido el mejor día de mi vida. "Nicolás le sonrió cálidamente y le respondió:"No tienes nada que agradecer, Lucas.
La verdadera magia está en compartir momentos especiales con las personas que amamos. "A partir de ese día, Nicolás dejó atrás sus travesuras y decidió dedicar su vida a hacer felices a los demás durante todo el año.
Se convirtió en el duende más querido del pueblo gracias a su generosidad y amor incondicional. Y así, el duende Nicolás demostró que la verdadera magia de la Navidad no está en los regalos materiales, sino en el amor y la generosidad que podemos compartir con los demás.
Desde ese momento, cada año, Nicolás continuó llevando alegría a todos los rincones del pueblo de Villa Alegre.
FIN.