La magia de Sebastián
Había una vez un niño llamado Sebastián que vivía en un pequeño pueblo. Se acercaba la Navidad, y todos estaban emocionados por las fiestas.
Sebastián era muy especial, siempre tenía una sonrisa en su rostro y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Sin embargo, no tenía muchos amigos en el colegio porque era diferente a los demás niños. Tenía dificultades para hablar correctamente debido a un problema de pronunciación.
A pesar de esto, Sebastián amaba la Navidad y estaba ansioso por celebrarla con su familia. Su mamá, papá y hermanos eran muy amorosos y siempre lo apoyaban en todo momento.
Un día, mientras paseaba por el pueblo, Sebastián vio un cartel que decía: "Concurso de decoración navideña". A él le encantaba hacer manualidades y pensó que esta sería una gran oportunidad para mostrar su talento. Sebastián se dirigió rápidamente al centro comunitario donde se llevaría a cabo el concurso.
Allí se encontró con otros niños del pueblo que también estaban participando. Todos parecían estar muy seguros de sí mismos y tenían hermosas decoraciones hechas. El jurado llegó al lugar y comenzaron a evaluar cada decoración cuidadosamente.
Cuando llegaron al puesto de Sebastián, notaron algo especial en su trabajo. Aunque no era tan perfecto como los demás, estaba lleno de amor y dedicación. - ¡Wow! - exclamó uno de los jueces - Esta decoración es única y tiene algo especial.
Los otros niños miraron sorprendidos la obra de Sebastián. Nunca antes habían visto algo tan original y hermoso.
A medida que el jurado continuaba evaluando, Sebastián se acercó a los otros niños y les preguntó si querían ayudarlo a terminar su decoración. Aunque al principio estaban sorprendidos por su amabilidad, aceptaron con gusto. Juntos, trabajaron en equipo para mejorar la decoración de Sebastián.
Los demás niños comenzaron a darse cuenta de lo amable y generoso que era Sebastián, a pesar de sus dificultades para hablar correctamente. Finalmente, llegó el momento de anunciar al ganador del concurso. El jurado anunció:- El ganador del concurso de decoración navideña es... ¡Sebastián! Todos los presentes aplaudieron emocionados por Sebastián.
Incluso aquellos que habían estado en desacuerdo con él anteriormente se unieron al aplauso. Sebastián estaba lleno de alegría.
No solo había ganado el concurso, sino que también había hecho nuevos amigos y demostrado que todos somos valiosos independientemente de nuestras diferencias. Desde ese día, Sebastián fue reconocido como un ejemplo de respeto y amabilidad en el pueblo.
La Navidad se convirtió en una fiesta aún más especial porque todos aprendieron la importancia de tratar a los demás con amor y aceptación. Y así, cada año durante la Navidad, Sebastián recordaba cómo hizo amigos gracias a su actitud positiva y cómo logró cambiar las vidas de muchas personas simplemente siendo amable y respetuoso.
El espíritu navideño siempre vivió dentro del corazón bondadoso de Sebastián, recordándole que el verdadero significado de la Navidad es compartir amor y alegría con los demás.
FIN.