La Magia de Ser Única
Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Sofía. Sofía era diferente. Tenía el cabello rizado y a menudo se pintaba las uñas de colores brillantes. Le encantaba dibujar dragones en lugar de las típicas flores que todos sus compañeros hacían en clase de arte. Pero, a pesar de ser especial, algunos chicos del colegio comenzaron a hacerle bullying.
Cada día, al llegar a la escuela, Sofía podía escuchar comentarios susurrados detrás de ella:
"¿Vieron esa locura de peinado?" - decía Julián, riendo.
"No entiendo por qué no dibuja cosas normales…" - se burlaba Lucía.
Sofía intentaba ignorarlos y concentrarse en sus dibujos, pero las palabras de sus compañeros comenzaban a hacerle daño. Un día, al regresar a casa, se sentó en su habitación y se sintió muy triste.
Su abuela, que estaba en la cocina, notó la tristeza de Sofía. Se acercó y le preguntó:
"¿Qué te pasa, mi pequeña?"
Sofía respiró hondo y dijo:
"Los chicos en la escuela se ríen de mí porque soy diferente..."
La abuela la abrazó y le respondió:
"Mi querida Sofía, la diferencia es un regalo. Cada uno de nosotros tiene algo único que ofrecer al mundo. Recuerda, ellos pueden no entender tu magia todavía."
Inspirada por las palabras de su abuela, Sofía decidió no dejar que las burlas la detuvieran. Comenzó a hacer lo que más le apasionaba: dibujar. Y esta vez, decidió organizar una exposición de arte en la plaza del pueblo.
"¡Voy a mostrarles la belleza de los dragones!" - decía con entusiasmo a su abuela.
Dedicó semanas a crear una serie de dibujos coloridos y fantásticos de dragones. Cuando llegó el día de la exposición, la plaza estaba llena. Sofía nerviosamente instaló sus dibujos en un gran cartel. No podía creer que en vez de un par de niños de su escuela, muchos otros niños y familias eran parte del evento.
De repente, mientras presentaba su obra, Julián y Lucía llegaron a la plaza, asombrados por la multitud. Julián murmuró:
"¿Qué está pasando aquí?"
Lucía, sorprendida, respondió:
"Nunca pensé que ella pudiera hacer algo tan increíble."
Sofía, con su corazón latiendo rápido, decidió que era el momento de hablar. Se volvió hacia la multitud y dijo:
"Gracias a todos por venir. Hoy quiero mostrarles que ser diferente es lo que nos hace especiales. Cada uno de nosotros tiene su propia magia. Mis dragones son una parte de mí, y espero que puedan ver lo bonito que es soñar y ser creativos."
El público aplaudió, y los ojos de los niños que antes se burlaban de ella ahora brillaban de admiración.
Al final del día, Julián se acercó a Sofía y le dijo:
"No sabía que tus dibujos eran tan geniales. Me encantaría aprender a dibujar dragones como vos. ¿Me enseñarías?"
Sofía, sorprendida pero feliz, asintió:
"Claro, Julián. ¡Sería genial!"
"Lo siento mucho por haberte hecho sentir mal. A veces, no entiendo lo que pasa en tu cabeza, pero quiero intentarlo."
Desde ese día, los chicos que antes le hacían bullying comenzaron a aprender de Sofía. Con el tiempo, su pasión por los dragones unió a todos los niños del pueblo.
Sofía comprendió que ser diferente no era algo malo, sino algo asombroso. La magia de su unicidad no solo la hacía especial, sino también inspiraba a los demás.
Y así, la pequeña Sofía, con sus brillantes colores y su creatividad, enseñó a todos a abrazar la diferencia, y el pueblo se llenó de alegría y dragones por doquier.
Desde aquel día, nadie volvió a burlarse de ella; en su lugar, todos la admiraban. Había logrado convertir el bullying en una celebración de su individualidad, y había encontrado amigos en el camino.
Fin.
FIN.