La Magia de Ser Uno Mismo



Érase una vez, en un pequeño pueblo lleno de colores y risas, vivía una joven llamada Bella. Bella era curiosa, le encantaba leer y soñaba con aventuras más allá de su hogar. Pero los habitantes del pueblo la conocían como la chica rara, ya que pasaba más tiempo con sus libros que con los demás. Un día, mientras exploraba el bosque cerca del pueblo, Bella vio una gran torre, cubierta de flores silvestres, y decidió investigar.

Cuando llegó a la torre, se dio cuenta de que era un castillo. Sin embargo, todo parecía triste y abandonado. Entonces, escuchó un rugido. Bella, valiente como siempre, empujó la puerta y entró al castillo. Allí se encontró con un ser extraño, una Bestia, que la miraba con ojos llenos de tristeza.

"¿Quién eres tú?" - preguntó la Bestia, con una voz profunda y resonante.

"Soy Bella, del pueblo cercano. He venido a explorar." - respondió ella, manteniendo la calma.

"No deberías estar aquí. Este lugar no es para ti, es un castillo maldito." - dijo la Bestia, mientras se encogía en un rincón.

Bella se dio cuenta de que la Bestia no era realmente como la habían descrito. Tenía una apariencia formidable, pero sus ojos reflejaban una profunda tristeza.

"¿Maldito? ¿Por qué?" - preguntó Bella, intrigada.

"Fui encantado por un hechizo. Nadie puede ver la verdad en mí, solo mi apariencia. He estado solo por mucho tiempo." - Su voz tembló ligeramente al final.

"Quizás lo que necesitas es alguien que vea más allá de lo que aparentas ser." - sugirió Bella, con una chispa de esperanza en su voz.

Con el tiempo, Bella y la Bestia comenzaron a compartir historias. La Bestia le mostró su colección de objetos mágicos, y Bella le habló de su amor por los libros. Un día, mientras hablaban, Bella notó que la Bestia estaba triste porque extrañaba el sol. "¿Y si llevamos el jardín a la azotea? Allí podrás sentir el sol en tu rostro," propuso Bella.

La Bestia dudó, pero se entusiasmó con la idea. Juntos, comenzaron a trabajar en el jardín, lleno de plantas y flores muy especiales. Durante los días que pasaron trabajando, la Bestia comenzó a abrirse.

"Nunca pensé que podría ser feliz de nuevo. Con cada planta que cuidamos, siento que también estoy floreciendo." - dijo la Bestia, sonriendo por primera vez.

"La verdadera belleza está en lo que llevamos dentro," respondió Bella, recordando sus propias inseguridades.

Con el paso del tiempo, el jardín cobró vida. Un día, cuando estaba en plena floración, la magia del encanto que había atrapado a la Bestia comenzó a desvanecerse.

"Bella, siento que algo está cambiando. Creo que he recuperado parte de mi antiguo ser." - dijo la Bestia, emocionada. De repente, una luz brillante llenó el jardín. Cuando la luz se apagó, Bella vio que la Bestia había desaparecido, y en su lugar estaba un apuesto príncipe.

"¿Eres tú?" - preguntó asombrada Bella.

"Sí, Bella. Mi verdadero yo. Solo podía regresar cuando alguien me viera por quien realmente soy." - explicó el príncipe.

"Siempre supe que había algo especial en ti." - sonrió Bella.

El príncipe, agradecido, le dio a Bella una rosa encantada como símbolo de su amistad.

"Gracias por ver más allá de lo superficial. Siempre serás mi amiga, y nunca olvidaré lo que hiciste por mí" - dijo el príncipe con sinceridad.

"La belleza no está en lo que vemos, sino en lo que sentimos. Todos merecemos ser amados y respetados, sin importar nuestra apariencia." - concluyó Bella, sonriendo con el corazón lleno de amor.

Desde ese día, Bella no solo se ganó un amigo, sino también un aliado en sus aventuras. Y el pueblo descubrió que la verdadera amistad y el amor pueden surgir en los lugares más inesperados. El jardín del castillo se convirtió en un hermoso lugar donde todos podían reunirse y compartir historias, riendo y aprendiendo a aceptar y entender las diferencias entre ellos. Y así, Bella y el príncipe encontraron la magia de ser uno mismo, rodeados de amistad y amor genuino, mientras continuaban sus aventuras juntos.

FIN.

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