La magia de Sofía
Había una vez una niña llamada Sofía, que tenía un don muy especial: podía hacer realidad cualquier cosa que imaginara. Era como si su mente fuera un libro de cuentos mágicos y ella la autora de sus propias aventuras.
Sofía vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques encantados. Siempre estaba llena de ideas creativas y su imaginación no tenía límites.
Sin embargo, había algo que le repetían constantemente sus padres: "Sofía, sé responsable con tu magia". Un día, mientras caminaba por el bosque, Sofía encontró a un pajarito herido. Su corazón se llenó de compasión y decidió usar su magia para curarlo.
Imaginó vendajes mágicos y los colocó cuidadosamente sobre las alas del pajarito. El pajarito se sintió mejor al instante y volvió a volar libremente por el cielo azul. Sofía sonrió satisfecha, pero también sabía que no siempre podría usar su magia para solucionar todos los problemas.
Un poco más adelante, Sofía vio a dos niños peleando en el parque. Uno lloraba desconsoladamente mientras el otro lo empujaba sin cesar. Rápidamente recordó las palabras de sus padres: "Sé responsable con tu magia".
Se acercó a ellos y les dijo amablemente: "¿Por qué no intentan resolver sus diferencias hablando? A veces es mejor entenderse antes que pelear". Los niños se miraron sorprendidos pero decidieron escucharla. Sofía les enseñó cómo comunicarse y expresar sus sentimientos sin lastimarse.
Al final, los niños se dieron cuenta de que podían ser amigos y se abrazaron. Sofía sonrió, sabiendo que había hecho lo correcto sin necesidad de usar su magia. Pero la mayor prueba de responsabilidad aún estaba por llegar.
Una tarde, mientras paseaba por el pueblo, Sofía vio a un anciano triste sentado en un banco solitario. Su corazón le dijo que tenía que hacer algo para alegrarlo.
Sin embargo, recordó las palabras de sus padres una vez más: "Sé responsable con tu magia". Entonces, en lugar de usar su magia directamente, decidió utilizar su imaginación para crear algo especial. Imaginó globos multicolores flotando alrededor del anciano y música alegre llenando el aire.
También imaginó una gran torta de chocolate apareciendo frente a él. El anciano miró sorprendido y comenzó a reír mientras disfrutaba del dulce regalo.
Sofía supo en ese momento que había aprendido la verdadera responsabilidad con su magia: no solo era importante ayudar a los demás, sino también encontrar formas creativas y significativas de hacerlo sin depender únicamente de sus poderes mágicos. Desde aquel día, Sofía siguió usando su magia e imaginación para hacer el bien en el mundo.
Aprendió que ser responsable significa tomar decisiones conscientes y pensar en cómo sus acciones pueden afectar a los demás. Y así vivió felizmente junto a su familia y amigos, siempre recordando las palabras mágicas: "Sé responsable con tu magia".
Porque aunque tenía un don especial, sabía que la verdadera magia estaba en ser responsable y utilizarla para hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.