La magia del jardín de infantes


Había una vez en un pequeño pueblo, dos niños llamados Martina y Tomás que estaban a punto de comenzar el jardín de infantes.

Estaban muy emocionados por esta nueva etapa en sus vidas, pero al mismo tiempo se sentían un poco nerviosos por separarse de mamá. El primer día de clases llegó y Martina estaba abrazada a las piernas de su mamá, con los ojos llenos de lágrimas. "No quiero quedarme sin ti, mamá", decía entre sollozos.

Su mamá la abrazaba con cariño y le decía: "Martina, sé valiente. Vas a conocer a nuevos amiguitos y te divertirás mucho".

Tomás, por otro lado, se aferraba fuertemente a la mano de su mamá, mirando con timidez a su alrededor. "¿Y si me pierdo?", preguntaba preocupado. Su mamá le acariciaba la cabeza y le decía: "Tranquilo Tomás, la maestra estará allí para cuidarte y pronto verás lo divertido que es el jardín".

La maestra del jardín se acercó a Martina y Tomás con una sonrisa cálida en el rostro. Les dijo: "Hola chicos, soy la señorita Ana. Vamos a pasarla genial juntos".

Poco a poco, con paciencia y amor, logró que Martina soltara la mano de su mamá y se uniera al grupo de niños que jugaban felices. Tomás observaba desde lejos cómo Martina empezaba a integrarse y eso le dio confianza para soltar finalmente la mano de su mamá también.

La señorita Ana lo invitó a jugar con bloques junto a Martina y otros compañeros. Con el correr de los días, Martina y Tomás descubrieron lo maravilloso que era el jardín de infantes.

Jugaban, cantaban canciones divertidas, pintaban hermosos dibujos y aprendían cosas nuevas cada día. Un día soleado durante el recreo, Martina se acercó sonriente a Tomás y le tendió la mano diciendo: "¿Quieres ser mi amigo?".

Tomás asintió emocionado tomando su mano: "¡Claro! ¡Seremos amigos para siempre!"Martina y Tomás habían superado sus miedos iniciales gracias al apoyo mutuo y al cariño de sus familias y maestros. Ahora disfrutaban plenamente del jardín de infantes sabiendo que siempre podían contar el uno con el otro.

Y así fue como Martina y Tomás aprendieron que enfrentar nuevos desafíos puede ser difícil al principio, pero si se animan a dar ese primer paso descubrirán un mundo lleno de aventuras increíbles donde siempre encontrarán motivos para sonreír.

Fin

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