La magia del sueño tranquilo



Había una vez una niña llamada Ana, quien todos los días se acostaba con miedo a la noche.

Cada vez que llegaba la hora de dormir, sentía un escalofrío recorrer su cuerpo y no podía evitar pensar en cosas terribles que podrían ocurrirle mientras dormía. Un día, Ana decidió hablar con su mamá sobre sus miedos. Le contó cómo se sentía y le preguntó si había algo que pudiera hacer para sentirse mejor por las noches.

"Mamá, tengo mucho miedo cuando me acuesto a dormir. No puedo dejar de pensar en cosas malas que puedan pasar. "La mamá de Ana escuchó con atención y luego le dijo:"Ana, sé lo difícil que puede ser sentir miedo.

Pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para protegerte. Además, podemos buscar juntas algunas estrategias para ayudarte a sentirte más segura durante la noche. "Ana se sintió aliviada al saber que su mamá estaba allí para apoyarla.

Juntas empezaron a idear formas de hacer frente al miedo. Primero, decidieron crear un ambiente tranquilo en el cuarto de Ana antes de irse a dormir: encendían velas aromáticas y ponían música relajante para ayudarla a calmarse.

"Mamá ¿puedo poner mi peluche favorito cerca cuando duermo?", preguntó Ana. "¡Por supuesto! -respondió la madre-. Si eso te hace sentir más cómoda y segura". Después empezaron a leer cuentos antes de dormir juntas.

La mamá elegía historias divertidas y emocionantes pero sin elementos asustadizos. Así, Ana se distraía y se olvidaba de sus miedos. "Mamá, ¿qué pasa si no puedo dormir?", preguntó Ana una noche. "No te preocupes, mi amor.

Si no puedes dormir, puedes leer un libro o escuchar música suave en tu cama hasta que te sientas cansada", respondió la mamá tranquilamente. Con el tiempo, Ana empezó a sentirse más tranquila por las noches gracias a estas estrategias.

Ya no tenía tanto miedo cuando llegaba la hora de irse a dormir. Un día, mientras estaban en el parque jugando juntas, Ana le dijo a su mamá:"Gracias por ayudarme con mis miedos nocturnos. Ahora me siento mucho mejor".

La madre sonrió y abrazó fuerte a su hija. "Siempre estaré aquí para apoyarte y ayudarte con lo que necesites," le aseguró. Y así fue como Ana aprendió que siempre hay formas de enfrentar los miedos y superarlos con ayuda de quienes amamos.

FIN.

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