La mágica fiesta de Fátima
Era un día brillante y soleado cuando Fátima se despertó con una sonrisa de oreja a oreja. Era el día de su fiesta de primavera, la más esperada del año. Había elegido el parque de las flores, un lugar lleno de colores y aromas maravillosos. Fátima se pasó la mañana arreglando todo con su mamá.
"Hoy va a ser un día espectacular, mamá", dijo Fátima mientras colgaba guirnaldas de papel en los árboles. Su mamá sonrió y le respondió: "Así será, querida. Pero no te olvides de lo más importante: ¡la alegría!".
A medida que el sol iba subiendo, sus amigos llegaron uno a uno. Primero llegó Alfonso.
"- ¡Hola, Fátima! ¡Qué lindo está todo!" exclamó Alfonso al ver las flores y los colores.
"- ¡Gracias, Alfonso! Cada año me gusta hacer algo especial", respondió Fátima emocionada.
Después llegó Sofía, quien traía un sombrero de flores que hizo con su abuela.
"- ¡Miren mi sombrero de primavera! ¿Qué les parece?" dijo orgullosa.
"- ¡Es precioso, Sofía!" dijo Felipe, que llegó justo después y se quedó mirando.
Fidel fue el último en llegar, llevando una canasta llena de frutas frescas.
"- ¡Hola, amigos! Traje algunas cosas ricas para picar!" afirmó Fidel con entusiasmo.
Los amigos comenzaron a disfrutar del día. Se reían, corrían, se hacían muecas y hacían un picnic bajo un gran árbol. Todo parecía perfecto hasta que de repente, una nube oscura apareció en el cielo.
"- ¿Qué pasa, Fátima? ¿No habías dicho que no iba a llover?" preguntó Sofía, preocupada.
"- ¡No lo sé! Tal vez solo sea una nube pasajera" dijo Fátima tratando de mantener la calma.
Pero la nube no se movía; parecía estar interesada en la fiesta. Y así, empezaron a caer algunas gotas de lluvia. Los amigos empezaron a mirar con inquietud.
"- ¡No puede ser!" lamentó Alfonso. "¡No quiero que la fiesta se arruine!".
Fátima pensó rápido: "- Chicos, ¿y si hacemos algo divertido mientras esperamos que pase?".
"- ¿Como qué?" preguntaron todos al unísono.
"- ¡Podemos jugar a las escondidas bajo los árboles!" propuso Fátima, entusiasmada.
"- ¡Sí!" gritaron todos al unísono.
Así, mientras las gotas seguían cayendo, los amigos comenzaron a jugar. En un momento, la lluvia se intensificó, pero ellos no se detuvieron; al contrario, empezaron a reírse y a saltar en los charcos. Se dieron cuenta de que el mal tiempo no les quitaría la diversión.
"- Este es el mejor juego de todos, ¡el de las chapoteadas!" gritó Fidel riendo.
"- ¡Amo el agua!" exclamó Sofía, girando mientras chorreaba agua por todas partes.
Al final, la lluvia se calmó, y, para su sorpresa, el sol asomó de nuevo, dejando un hermoso arcoíris en el cielo. Los amigos, empapados pero felices, corrieron a sentarse sobre la manta.
"- A veces, las cosas no salen como uno espera, pero eso no significa que no pueda ser divertido" dijo Fátima, sonriendo a su alrededor.
"- ¡Es cierto!" respondió Alfonso. "Cada momento cuenta".
Fátima miró a sus amigos y sintió una gran felicidad. La fiesta había sido un éxito, no a pesar de la lluvia, sino gracias a ella. Y así, celebraron la primavera como nunca antes, riendo, comiendo frutas y disfrutando cada instante.
Cuando el sol empezó a despedirse, Fátima dijo: "- Gracias por ser mis amigos. Cada momento con ustedes es especial, llueva o haga sol“.
"- ¡A la primavera!" gritaron todos juntos, levantando sus vasos de jugo.
Y así, la mágica fiesta de Fátima no solo celebró la primavera, sino también la amistad que sobrepasa cualquier tormenta.
FIN.