La Mágica Melodía de los Niños



Había una vez un grupo de niños en el jardín de infantes llamado "Los Melodiosos". Eran un grupo muy especial, ya que todos ellos tenían un gran amor por la música.

Cada día, se reunían en su pequeño rincón musical y experimentaban con diferentes instrumentos.

Un día, la maestra del jardín de infantes, la señorita Ana, les dijo a los niños: "¡Chicos, tengo una gran noticia! El próximo mes habrá una actuación en el teatro de la ciudad y me gustaría que ustedes sean los protagonistas. ¿Les gustaría actuar?"Los ojos de los niños se iluminaron al instante y comenzaron a saltar emocionados. "-¡Sííí!" -gritaron al unísono.

La señorita Ana sonrió y les explicó: "La actuación será sobre un cuento sonoro. Cada uno de ustedes tendrá que elegir un instrumento para representar a un personaje del cuento". Los niños estaban entusiasmados con la idea y comenzaron a pensar qué instrumento sería perfecto para ellos.

Sofía eligió el violín porque le encantaba su sonido dulce y melódico. Martín decidió tocar el tambor porque le gustaba hacer ruido y animar a los demás.

Pero había un niño llamado Juanito que no sabía qué instrumento elegir. Caminó por todo el salón pensando mientras observaba cada uno de ellos. Finalmente, vio una flauta descansando sobre una silla solitaria en la esquina del salón. Juanito tomó la flauta en sus manos y sopló suavemente.

Un sonido hermoso y tranquilo llenó la habitación. En ese momento, supo que había encontrado su instrumento perfecto. Con los personajes del cuento elegidos, los niños comenzaron a ensayar.

Practicaban durante el recreo, después de la escuela y hasta en sus sueños. Estaban decididos a hacer un gran espectáculo. El día de la actuación finalmente llegó. El teatro estaba lleno de padres orgullosos y amigos ansiosos por ver el talento de "Los Melodiosos".

Los niños subieron al escenario y comenzaron a tocar sus instrumentos mientras narraban el cuento sonoro.

Sofía tocaba el violín para representar al pájaro cantor del bosque, Martín golpeaba su tambor como si fuera el rugido del león feroz y Juanito hacía que su flauta sonara como una brisa suave que acariciaba las hojas de los árboles. A medida que avanzaba la historia, los niños se movían con gracia por el escenario e interactuaban entre sí.

Sus melodías se entrelazaban formando una sinfonía mágica que envolvía al público en emociones intensas. Al finalizar la actuación, todos aplaudieron emocionados y lanzaron rosas al escenario como señal de admiración por el talento de "Los Melodiosos".

Los niños se abrazaron felices sabiendo que habían logrado transmitir algo especial a través de su música. Desde ese día, "Los Melodiosos" siguieron compartiendo su amor por la música con otros niños.

Organizaban pequeños conciertos en jardines de infantes y hospitales, llevando alegría a todos aquellos que los escuchaban. Y así, estos pequeños músicos demostraron al mundo que no hay límites para la música y que incluso los más jóvenes pueden hacer cosas maravillosas cuando siguen su pasión. Fin.

FIN.

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