La mamá gallina y sus pollitos aventureros


En una granja en el campo, vivía una familia de pollitos junto a su amorosa mamá gallina. Los pollitos eran muy traviesos y curiosos, siempre explorando cada rincón de la granja y aprendiendo cosas nuevas.

Una mañana, mientras los rayos del sol apenas comenzaban a iluminar el cielo, los pollitos despertaron con un fuerte "Pío pío" que resonaba por toda la granja.

Tenían hambre y frío, así que rápidamente se acercaron a su mamá gallina en busca de ayuda. "Mamá, tenemos hambre", dijo uno de los pollitos con voz temblorosa. La mamá gallina sonrió tiernamente y les dijo: "No se preocupen mis pequeños, iré a buscarles algo para comer".

La mamá gallina salió corriendo hacia el campo en búsqueda de maíz y trigo para sus adorables pollitos. Mientras tanto, los pollitos se quedaron bajo la sombra de un árbol esperando ansiosamente su regreso.

"¿Crees que volverá pronto con comida?", preguntó uno de los pollitos más inquieto que los demás. "Seguro que sí, mamá siempre cuida de nosotros", respondió otro con optimismo. Finalmente, la mamá gallina regresó con el maíz y el trigo en su pico.

Les dio de comer a sus pollitos quienes devoraron cada grano con alegría y gratitud. "¡Qué rico está todo! ¡Gracias mamá!", exclamaron los pollitos contentos. La mamá gallina les sonrió orgullosa y les dijo: "Siempre estaré aquí para cuidarlos y alimentarlos".

Después de haber comido hasta saciarse, llegó la noche y hacía mucho frío. La mamá gallina reunió a sus pollitos bajo sus dos alas para brindarles calor y protección.

"Espero que tengan dulces sueños mis pequeños", les deseó la mamá antes de que todos cerraran sus ojitos cansados. Los días pasaban en la granja, pero la conexión entre la mamá gallina y sus pollitos era cada vez más fuerte.

Aprendieron juntos muchas lecciones sobre el valor de la familia, el cuidado mutuo y la importancia de estar unidos en todo momento. Así, entre cantos al amanecer y arrullos al anochecer, esta familia de plumas vivió felizmente rodeada del amor incondicional que solo una madre puede dar.

Y es que como dice aquel viejo refrán: "En las alas de una madre siempre encontrarás refugio".

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