La mancha malvada de la escuela



En la escuela primaria "Los Amigos Felices", Lucas y Martín eran inseparables. Les encantaba jugar juntos en el recreo y descubrir aventuras en cada rincón del colegio. Un día, mientras iban al baño, algo extraño llamó su atención.

- ¡Mirá esa mancha en la pared! -exclamó Lucas señalando una figura oscura que parecía moverse lentamente. Martín se acercó con curiosidad, pero pronto sintió un escalofrío recorrer su espalda.

- ¡Es una mancha malvada! ¡Tenemos que irnos de aquí! -gritó asustado. Sin pensarlo dos veces, los amigos salieron corriendo del baño y se escondieron detrás de unos arbustos en el patio.

Desde allí observaron cómo la mancha se movía sigilosa por los pasillos hasta desaparecer con una niña de su grado, María. - ¡Tenemos que hacer algo para salvarla! -dijo Lucas decidido a enfrentar sus miedos. Martín estaba temeroso, pero sabía que debían actuar rápido.

Fueron a buscar ayuda y encontraron a Doña Rosa, la amable mujer de la limpieza conocida por sus remedios caseros y su valentía ante situaciones difíciles. - Doña Rosa, ¡necesitamos su ayuda! Una mancha malvada se llevó a María -explicó Martín con voz temblorosa.

La mujer frunció el ceño preocupada, pero sin dudarlo un segundo tomó una escoba y les indicó que la siguieran. Con paso firme entraron al baño donde todo comenzó.

La mancha negra brillaba siniestramente en una esquina, mientras María parecía atrapada en un remolino oscuro que amenazaba con llevarla lejos para siempre. Doña Rosa cerró los ojos por un instante y luego comenzó a cantar una melodía antigua mientras agitaba la escoba con fuerza.

Poco a poco, la luz empezó a ganar terreno sobre las tinieblas hasta que finalmente la mancha desapareció por completo dejando a María confundida pero ilesa. - ¡Gracias Doña Rosa! ¡Usted nos salvó! -exclamaron Lucas y Martín abrazando emocionados a su heroína improvisada.

Doña Rosa sonrió con ternura y les recordó lo importante que es enfrentar los miedos juntos y nunca darse por vencidos ante las adversidades.

Los amigos aprendieron esa lección aquél día: no importa cuán grande sea el peligro, siempre habrá alguien dispuesto a ayudar si mantienen viva la esperanza en sus corazones. Y así, entre risas y gratitud, continuaron disfrutando de sus días escolares llenos de magia y amistad en "Los Amigos Felices".

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!