La mano de Sara


En un hermoso pueblo rodeado de montañas, vivía Sara, una niña curiosa y activa a quien le encantaba explorar y descubrir nuevas cosas. Un día, mientras jugaba en el bosque, se cayó y se lastimó la mano. A pesar del dolor, Sara se mantuvo valiente y le pidió ayuda a su mamá.

"¡Mamá, me lastimé la mano! ¡Duele mucho!" exclamó Sara con lágrimas en los ojos. Sra. Marta, la mamá de Sara, se apresuró a cuidarla y llevarla al hospital.

En el hospital, el doctor examinó la mano de Sara y le dijo con voz amable: "Tranquila, Sara. Tu mano sanará pronto, pero mientras tanto, necesitarás cuidarla y tener paciencia". Sara asintió con determinación, decidida a no dejar que su lesión le impidiera seguir explorando y aprendiendo.

Durante su recuperación, Sara aprendió a dibujar con la mano izquierda, a contar historias con gestos y a realizar manualidades. Descubrió que su mano lastimada no era un obstáculo, sino una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades. Con el tiempo, su mano sanó por completo y Sara se dio cuenta de que había adquirido una valiosa lección: nunca rendirse ante los obstáculos y ver los desafíos como oportunidades de crecimiento.

Desde ese día, Sara compartió su historia con otros niños, inspirándolos a no rendirse frente a las dificultades y a encontrar siempre el lado positivo de las cosas. Su mano lastimada se convirtió en su mejor enseñanza, y ella siguió explorando el mundo con valentía y determinación, sabiendo que ninguna adversidad podía detenerla.

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