La Manzana Mágica de Sofía



Era un día soleado en el pequeño pueblo de Valle Verde. Sofía, una niña curiosa y soñadora, se encontraba en la cocina de su casa, esperando que su mamá volviera del mercado. Cuando por fin llegó, la mamá de Sofía sacó una hermosa manzana roja de su bolsa de compras.

"¡Mirá lo que te traje, Sofía!" - dijo la mamá, sonriendo. "Es una manzana bien jugosa y dulce, perfecta para una merienda."

Sofía miró la manzana fijamente. Tenía un brillo especial, como si tuviera un secreto guardado.

"Gracias, mamá. Pero… ¿puedo hacer algo más con ella?" - preguntó Sofía, pensando en su amor por la aventura.

"Claro, Sofía. Puedes hacer lo que quieras."

Decidida, Sofía tomó la manzana y salió al jardín. Mientras paseaba entre las flores y escuchaba el canto de los pájaros, decidió que quería descubrir el secreto de aquella manzana. Así que la colocó en una roca brillante y le susurró:

"Manzana mágica, ¡revelame tu secreto!"

Para su sorpresa, una nube de brillo surgió de la manzana, y un pequeño hada se apareció ante ella.

"¡Hola, Sofía! Soy Lili, el hada de las frutas. Esta manzana tiene un poco de magia. Pero para revelarte su poder, debes resolver tres acertijos. ¿Aceptas?"

Sofía, emocionada, respondió:

"¡Sí, claro! Estoy lista."

El hada sonrió y comenzó a plantear el primer acertijo:

"Soy pequeño como un ratón, pero creo ciudades y imperios. ¿Qué soy?"

Sofía pensó por un momento y luego exclamó:

"¡Las hormigas!"

"Correcto. ¡Siguiente!" - dijo Lili, mientras lanzaba un poco de polvo mágico en el aire.

El segundo acertijo llegó:

"Cielo y tierra tengo, pero no puedo volar. ¿Qué soy?"

Sofía miró hacia arriba y hacia abajo, y después de un instante de reflexión, respondió:

"¡Un arcoíris!"

"¡Muy bien! Solo te queda uno más. ¡Este es el más difícil!" - desafió el hada.

"Aquí va: Cuanto más quitas, más grande se hace. ¿Qué es?"

Sofía cerró los ojos, imaginando todo lo que había aprendido en la escuela. De pronto, tuvo una idea.

"¡Un agujero!" - gritó con alegría.

"¡Correcto! Eres muy inteligente, Sofía. Has resuelto todos los acertijos. Ahora, como recompensa, tendrás un deseo. ¿Qué quieres?"

Sofía pensó en lo que realmente deseaba. Podría pedir un montón de juguetes o dulces, pero lo que realmente quería era traer alegría a su comunidad. Así que decidió:

"Deseo que todos en Valle Verde se reúnan y compartan una merienda con frutas y sonrisas. ¡Quiero que todos sean felices juntos!"

El hada sonrió, y movió su varita mágica.

"Tu deseo se concederá, Sofía. La alegría es el regalo más hermoso que puedes dar. Eres un alma generosa. ¡Que la magia de esta manzana ilumine tu deseo!"

De pronto, la manzana brilló intensamente y se convirtió en un hermoso árbol frutal en el centro del jardín de Sofía, lleno de manzanas, naranjas y peras.

"¡Wow, miren esto!" - gritó Sofía, correteando de alegría.

Poco después, los vecinos llegaron, atraídos por el aroma dulce de las frutas. Sofía invitó a todos a disfrutar, y ese día, el jardín de Sofía se llenó de risas, historias y sándwiches de frutas hechas con amor. Todos compartieron no solo la comida, sino también sus sueños y anhelos.

Desde entonces, el árbol frutal se convirtió en un símbolo de unión en Valle Verde, y Sofía aprendió que la verdadera magia reside en compartir y hacer felices a los demás.

Y así, cada vez que una manzana caía al suelo, una nueva reunión se organizaba, y la pequeña manzana mágica hizo de Valle Verde un lugar lleno de risas y amistad.

"Gracias, mamá, por la manzana. Has traído un poco de magia a nuestras vidas" - dijo Sofía, abrazando a su mamá con cariño.

"Siempre, mi amor. La magia está en las pequeñas cosas."

FIN.

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