La manzana roja del mar



Había una vez un pejelagarto llamado Pepe que vivía en las profundidades del mar. Siempre había sido muy curioso y le encantaba explorar cada rincón de su hogar submarino.

Un día, mientras nadaba cerca de la superficie, vio algo brillante flotando en el agua. Se acercó para ver qué era y descubrió que era una manzana roja. - ¡Qué extraño! Nunca había visto algo así en el mar -dijo Pepe sorprendido.

Decidió probarla y se dio cuenta de que le gustaba mucho su sabor dulce y jugoso. Desde ese día, todas las mañanas salía a buscar manzanas rojas para comer.

Pero un día, mientras buscaba su fruta favorita, se encontró con una red gigante que lo atrapó junto a otros peces. Estaban todos asustados sin saber qué hacer. - ¿Qué haremos ahora? -preguntó Pepe preocupado-. No podemos quedarnos aquí atrapados para siempre.

Fue entonces cuando recordó su curiosidad innata y decidió usarla para encontrar una solución. Observando detenidamente la red, notó que había un agujero pequeño por donde podían escapar si trabajaban juntos para agrandarlo.

- ¡Vamos chicos! Todos juntos podemos salir de aquí -gritó Pepe animándolos a todos los demás peces a trabajar juntos como equipo. Después de varios intentos fallidos lograron ensanchar el agujero lo suficiente como para escapar uno por uno hacia la libertad del océano abierto.

Todos los peces estaban felices de haberse salvado gracias a la curiosidad y astucia de Pepe. Desde ese día, Pepe se convirtió en un líder para los demás peces del mar. Los motivaba a explorar nuevos lugares y descubrir cosas nuevas, siempre trabajando juntos como equipo para lograr sus objetivos.

Y así, el pejelagarto Pepe aprendió que su amor por las manzanas rojas no era lo único que lo hacía especial, sino también su curiosidad y capacidad de liderazgo.

FIN.

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