La máquina de cosquillas


Érase una vez en una pequeña casa de un barrio tranquilo, vivía Tomás, un niño valiente pero asustadizo. Desde que se mudó a esa casa, todas las noches tenía miedo de un monstruo que habitaba en su armario.

Una noche, mientras Tomás estaba acostado en su cama, escuchó ruidos extraños provenientes del armario. El corazón le latía tan fuerte que casi podía oírlo.

Con mucho valor, decidió enfrentar a ese monstruo y descubrir qué era lo que realmente pasaba. Tomás se levantó sigilosamente y caminó hacia el armario. Respirando hondo, abrió la puerta despacio. ¡Y allí estaba! Pero para su sorpresa, el monstruo resultó ser solo una pila de ropa vieja y juguetes olvidados.

Tomás suspiró aliviado y rió nerviosamente por haberse asustado tanto tiempo por algo tan inofensivo. Sin embargo, sabía que debía encontrar una forma de derrotar definitivamente a ese monstruo imaginario para poder dormir tranquilo cada noche.

Decidiendo usar su creatividad e ingenio, Tomás ideó un plan genial: construiría un dispositivo anti-monstruos hecho con objetos cotidianos encontrados en su hogar. Así comenzaron sus experimentos.

Primero intentó utilizar una linterna brillante para iluminar el interior del armario y mostrarle al —"monstruo"  que no tenía nada que temerle. Pero eso no funcionó; el miedo seguía presente en él. Entonces pensó en colocar música relajante cerca del armario para calmar los nervios. Pero el miedo persistía.

Después, intentó utilizar un spray de agua para ahuyentar al monstruo, pero solo logró mojar su ropa y empapar el piso de su habitación. Tomás no se rendía. Siguió experimentando hasta que finalmente tuvo una idea brillante: crear una máquina de cosquillas.

Sabía que los monstruos no pueden resistirse a las cosquillas y eso sería la clave para vencerlo. Con ayuda de su hermana mayor, Martina, construyeron juntos la máquina de cosquillas más increíble jamás vista.

Utilizaron plumas, globos inflados y una cuerda larga con nudos que activaban todo el mecanismo. Llegó la noche y Tomás estaba preparado para enfrentarse al monstruo por última vez. Con valentía abrió el armario y activó la máquina de cosquillas.

Las plumas empezaron a moverse por sí solas mientras los globos rebotaban en todas direcciones. De repente, ¡surgió una risa contagiosa! Era tan fuerte que hizo temblar las paredes de su habitación.

El —"monstruo"  comenzó a reír sin control mientras las cosquillas lo invadían por completo. Tomás se dio cuenta en ese momento que había estado asustado por algo que él mismo había creado en su imaginación. El —"monstruo"  era solo producto de sus miedos e inseguridades.

Desde aquel día, Tomás aprendió a enfrentar sus temores usando su creatividad e inteligencia. Nunca más volvió a tener miedo del monstruo del armario porque entendió que solo existía en su mente.

Y así fue como Tomás se convirtió en un niño valiente, dispuesto a enfrentar cualquier desafío que la vida le presentara. Aprendió que los monstruos no siempre son lo que parecen y que la imaginación puede ser tanto una aliada como una enemiga.

Y colorín colorado, esta historia de valentía y superación ha terminado.

Dirección del Cuentito copiada!