La máquina de los mocos mágica
Blanca era una niña muy lista y curiosa que siempre estaba enferma. Tenía mucha tos y mocos feos y de colores, lo cual la ponía triste porque no podía jugar con sus amigos como quería.
Sus padres la llevaban al médico con frecuencia, pero nunca encontraban una solución para su problema.
Un día, mientras Blanca descansaba en su cama leyendo un libro sobre inventos, se le ocurrió una idea brillante: ¿Y si ella misma creaba algo para solucionar su problema de mocos? Con su mente inquieta y creativa, decidió construir una máquina especial que pudiera limpiar sus fosas nasales y acabar con esos mocos molestos de una vez por todas.
Blanca se puso manos a la obra y reunió todo lo que necesitaba: tubos, engranajes, luces parpadeantes y muchas piezas coloridas. Pasaba horas en su habitación diseñando y probando su invento hasta que finalmente terminó la máquina. Estaba lista para probarla.
Al encenderla, la máquina empezó a zumbar y a emitir luces de colores. Blanca se acercó con cautela e introdujo un extremo del tubo en su nariz.
Para sorpresa de todos, ¡la máquina funcionó! Poco a poco fue aspirando los mocos feos y de colores de Blanca, dejándola respirar mejor al instante. Feliz por el éxito de su invento, Blanca decidió llevarlo a la fábrica de mocos del señor Narigón, un lugar mágico donde todos los niños iban cuando estaban resfriados.
El señor Narigón quedó impresionado por la inteligencia de Blanca y le ofreció trabajar juntos para ayudar a más niños enfermos.
Así fue como Blanca se convirtió en la ingeniera jefa de la fábrica de mocos, creando nuevas máquinas increíbles para combatir los resfriados y las gripes. Los niños llegaban asustados pero salían felices después de pasar por las divertidas aventuras que Blanca diseñaba para ellos.
Gracias al ingenio y tenacidad de Blanca, los niños aprendieron que siempre hay soluciones creativas para los problemas más difíciles. Y aunque todavía tenía tos ocasionalmente, ya no le importaba tanto porque sabía que podía encontrar una forma divertida de resolverlo.
Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Qué viva Blanca y sus inventos tan geniales!
FIN.