La maravillosa maestra Indala



En un pequeño jardín de infantes vivía la increíble maestra Indala, una mujer llena de energía y amor por enseñar. Todos los días, llegaba temprano a su sala de clases llena de coloridas decoraciones y juguetes. Sus 15 alumnos de 3 años, esperaban con ansias su llegada, porque sabían que con ella aprenderían, jugarían y se divertirían.

La maestra Indala les enseñaba a leer, a escribir, a contar y también a ser amables y a compartir con sus amigos. Un día, decidió llevar a sus pequeños aventureros a un paseo por el parque. Mientras caminaban, vieron un árbol muy grande con muchas ramas.

- ¡Miren, mis queridos cachorros de león! Este árbol es muy especial. Ustedes son como sus ramas, todos diferentes pero perteneciendo a la misma familia.

Los niños se miraron asombrados y comenzaron a señalar las ramas del árbol, comparándolas con ellos mismos. Al llegar a la plaza, la maestra Indala les mostró cómo sembrar semillas y cuidar las plantas. Los niños aprendieron sobre la importancia de la naturaleza y el cuidado del medio ambiente.

Al regresar al jardín de infantes, la maestra Indala les propuso a los niños preparar un pequeño huerto en el patio. Todos los días regaban y cuidaban sus plantas con mucha dedicación. Pronto, vieron cómo crecían las zanahorias, tomates y lechugas. Estaban muy orgullosos de su huerto.

Pasaron los meses y la maestra Indala continuó enseñando a sus pequeños un mundo de bondad, amor y conocimiento. Los días eran siempre muy entretenidos y aprendían nuevas cosas con cada actividad. Llegó el día de la feria del conocimiento, y los niños presentaron su proyecto del huerto, mostrando lo que habían aprendido sobre las plantas y la importancia de cuidar el medio ambiente.

La maestra Indala se sentía muy emocionada y orgullosa de sus pequeños. Les dedicó unas hermosas palabras: - Mis valientes exploradores, ustedes han crecido tanto y han aprendido cosas maravillosas. Yo estoy segura de que llegarán muy lejos en la vida, porque son capaces, inteligentes y muy bondadosos. Recuerden que pueden lograr cualquier cosa que se propongan, y que siempre contarán conmigo.

Los niños la abrazaron con cariño, y la feria fue todo un éxito. La maestra Indala había sembrado en ellos la semilla del conocimiento, el amor por la naturaleza y la importancia de trabajar en equipo. Juntos habían vivido muchas aventuras y aprendido valiosas lecciones. Sin duda, la maestra Indala había dejado una huella imborrable en el corazón de sus pequeños alumnos.

FIN.

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