La maravillosa transformación de Casa Lucía y el ogro malvado



En un pequeño pueblo de Argentina, vivía una niña llamada Lucía. La pequeña Lucía tenía una casa muy especial, conocida como Casa Lucía, la cual estaba rodeada por un hermoso jardín.

Pero lo que hacía a esta casa tan extraordinaria, era que estaba habitada por un ogro malvado. Este ogro, conocido como Horacio, era temido por todos en el pueblo debido a su mal genio y su amor por las manzanas.

Sí, Horacio adoraba las manzanas y no le importaba quién resultara dañado al obtenerlas.

Un día, Lucía descubrió que su jardín estaba repleto de manzanas deliciosas. Sin embargo, para su desgracia, estas manzanas eran el alimento favorito de Horacio.

Temiendo alguna represalia, Lucía decidió acercarse a la casa del ogro y entablar una conversación. Para su sorpresa, Horacio resultó ser un ogro amigable, pero que no podía resistirse a las apetitosas manzanas. - 'Hola, Horacio. Soy Lucía, la dueña de Casa Lucía.

¿Por qué te gustan tanto las manzanas?' - preguntó Lucía con valentía. - '¡Hola, Lucía! Me encantan las manzanas porque me recuerdan mi infancia en el bosque, donde solía disfrutarlas todos los días. Pero lamentablemente, nadie me las comparte aquí en el pueblo.'

- respondió Horacio con tristeza.

Comprendiendo la situación, Lucía decidió hacer algo increíble. Organizó un concurso de jardinería en el pueblo, invitando a todos los habitantes a cultivar manzanas y traerlas a Casa Lucía.

La sorpresa fue mayúscula cuando Horacio vio que consideraban sus gustos y, mejor aún, que podía disfrutar de las manzanas sin tener que robarlas. Esta muestra de cariño y comprensión por parte de Lucía transformó a Horacio por completo.

El ogro malvado se convirtió en un amigo y guardián del jardín. Juntos, Lucía y Horacio cuidaron el jardín con esmero, proporcionando un lugar mágico para todos en el pueblo. Desde entonces, Casa Lucía se convirtió en un símbolo de amistad y cooperación para toda la comunidad.

Horacio aprendió a apreciar los gestos amables y la importancia de compartir, mientras que Lucía descubrió que no hay que juzgar a alguien por su apariencia o reputación.

Y así, la historia de Casa Lucía y el ogro malvado se convirtió en un ejemplo de cómo la empatía y la comprensión pueden transformar las situaciones más difíciles en algo maravilloso.

FIN.

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