La Mariposa Amiga
Había una vez, en un hermoso árbol del bosque, una hormiga llamada Anita y una oruga llamada Olga. Ambas eran grandes amigas y siempre compartían aventuras juntas.
Un día soleado, mientras Anita se encontraba ocupada recolectando comida para el invierno, Olga decidió salir a explorar por su cuenta en busca de hojas frescas y jugosas. Sin embargo, al internarse más y más en el bosque, la oruga comenzó a sentirse desorientada. - ¡Ay! ¿Dónde estoy? -exclamó Olga preocupada-.
No reconozco nada de este lugar. La pequeña oruga intentó seguir el rastro de sus propias huellas para regresar al árbol donde vivía con Anita, pero todo parecía verse igual.
Mientras tanto, Anita notó la ausencia de su amiga y comenzó a buscarla por todas partes. - Olga... ¿dónde estás? -llamaba angustiada la hormiga mientras buscaba entre las hojas del árbol.
Pasaron los días y las noches sin que ninguna de las dos encontrara señales una de la otra. La tristeza comenzaba a invadir los corazones de ambas amigas. Pero lo que no sabían era que el destino les tenía preparado un giro inesperado.
Una mañana soleada, mientras Anita recorría el bosque en busca de pistas sobre su querida amiga perdida, escuchó un débil llanto proveniente de unos arbustos cercanos. - ¿Eso es... ? ¡Olga! -exclamó emocionada la hormiga mientras se acercaba corriendo.
Y allí, entre las ramas y hojas, encontró a su amiga transformada en una hermosa mariposa. Olga había pasado por la metamorfosis y ahora tenía unas alas multicolores que brillaban bajo el sol. - ¡Anita! -dijo Olga con voz suave pero llena de alegría-. Me he convertido en una mariposa.
¡Mira mis alas! La hormiga quedó sorprendida por la transformación de su amiga, pero también se llenó de felicidad al verla tan radiante.
- ¡Eres preciosa, Olga! ¿Cómo ocurrió esto? Olga explicó que durante su búsqueda de alimento se había encontrado con un sabio búho llamado Otilio. Él le contó sobre la magia de la metamorfosis y cómo cada oruga podía convertirse en una hermosa mariposa si pasaba por ese proceso.
Anita comprendió entonces que aquellos días de separación habían sido necesarios para que Olga pudiera crecer y transformarse en algo aún más hermoso. Aunque extrañaron mucho estar juntas, ambas aprendieron importantes lecciones durante ese tiempo. Desde aquel día, Anita y Olga siguieron siendo inseparables.
La hormiga admiraba las nuevas habilidades voladoras de su amiga mientras exploraban juntas el bosque desde las alturas. Y aunque sus caminos eran diferentes ahora, siempre encontrarían formas creativas para compartir nuevas aventuras como mejores amigos.
Así es como esta historia nos enseña que a veces es necesario enfrentar cambios y separaciones para poder crecer y descubrir nuestro verdadero potencial.
Además, nos muestra el valor de la amistad verdadera, capaz de superar cualquier obstáculo y celebrar los logros de cada uno.
FIN.