La Mariposa Contentita



En un colorido jardín en el corazón de una pequeña aldea, vivía una mariposa llamada Contentita. Su agridulce nombre le quedaba justo, porque a pesar de tener hermosas alas decoradas con tonos de amarillo, azul y verde, siempre se la veía sonriendo y disfrutando del mundo a su alrededor. Contentita pasaba sus días conversando con las flores, bailando con el viento y compartiendo risas con los demás insectos.

Un día, mientras volaba entre las flores, Contentita escuchó un sollozo suave. Intrigada, dejó de bailar y se acercó volando.

"¿Quién llora en un día tan hermoso?" - preguntó Contentita.

Al llegar, vio a una oruga triste, sentada sobre una hoja.

"Soy Oruguita, y me siento tan sola. Nunca podré ser tan feliz como vos, con tus alas brillantes y tu alegría" - respondió la oruga con un suspiro.

Contentita, con su voz suave y alentadora, respondió:

"Pero Oruguita, hay una maravilla en tu propia historia. ¡Pronto te convertirás en una mariposa y podrás volar!".

Oruguita miró por un instante el cielo y dijo:

"No puedo imaginarlo. No me siento especial...".

Contentita decidió hacer algo especial. La mariposa comenzó a contarle a Oruguita sobre sus sueños y los viajes que había realizado. Habló sobre cómo había conocido jardines lejanos y disfrutado del dulce néctar de las flores más exóticas.

"¿Sabés? Cada mariposa tiene su propia historia, y tú también la tendrás. ¡Cree en ti misma!" - la animó Contentita.

Oruguita se sintió un poco mejor, pero todavía dudaba:

"Pero no sé cómo ser una mariposa...".

Contentita sonrió y le contestó:

"Todo llega en su momento. Solo tienes que ser paciente y cuidar de ti misma".

Pasaron los días, y Contentita seguía visitando a Oruguita. La ayudaba a encontrar las mejores hojas para comer y la acompañaba en sus paseos. Así, Oruguita empezó a sentirse más confiada.

"Contentita, gracias por estar siempre conmigo. Creo que al final podré ser una mariposa" - dijo un día Oruguita con una chispa en los ojos.

"¡Así es! De hecho, para celebrarlo, vamos a hacer una fiesta en el jardín" - propuso Contentita.

Juntas, invitaron a todos los insectos y flores. Hablaron de sueños, de valentía y de lo bonito que es ser uno mismo. Luego, llegó el día en que Oruguita, después de un tiempo de transformarse, cayó en un profundo y mágico sueño, dentro de un capullo.

Contentita estaba emocionada, pero también un poco nerviosa,

"¿Y si Oruguita no sale?" - se decía a sí misma mientras esperaba pacientemente delante del capullo.

Finalmente, viendo que el capullo comenzaba a moverse, Contentita exclamó:

"¡Llegó el momento! ¡Vamos, Oruguita!".

Con gran esfuerzo, el capullo se rompió y, de repente, una hermosa mariposa de colores dorados y verdes salió volando al mundo, desplegando sus alas por primera vez.

"¡Mirá, Contentita! ¡Soy una mariposa!" - gritó Oruguita con alegría.

Contentita aplaudió emocionada,

"¡Sos única y hermosa! Lo lograste, Oruguita. ¡El cielo es tu hogar ahora!".

Desde ese día, Contentita y la nueva mariposa compartieron aventuras y volaron juntas por el jardín. Oruguita se dio cuenta de que su felicidad no solo venía de tener alas, sino de haberse permitido soñar y creer en sí misma.

Y así, en ese hermoso jardín donde las flores siempre sonreían, contentas sabiendo que cada uno tiene su propia historia, la amistad entre Contentita y Oruguita se volvió aún más fuerte, demostrando que la vida es un viaje colorido, lleno de sorpresas y transformaciones.

**Moraleja**: Siempre hay un momento especial en nuestras vidas, y aunque a veces sintamos que no somos lo suficientemente buenos, siempre hay una oportunidad para crecer y brillar como somos.

FIN.

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