La Mariposa de la Memoria



-¡No puedo más! ¡Necesito recordar! -exclamó el joven mientras miraba al horizonte con desesperación. De repente, una mariposa revoloteando cerca de él captó su atención. Se acercó lentamente a ella y la observó detenidamente.

La mariposa, con sus alas coloridas y delicadas, parecía bailar en el aire con gracia y ligereza. El joven se quedó hipnotizado por su belleza y se olvidó por un momento de su tristeza.

La mariposa volaba de flor en flor, esparciendo alegría a su paso. El joven decidió seguir a la mariposa, sintiendo que lo guiaba hacia algún lugar especial. Atravesaron prados verdes salpicados de flores silvestres y bosques frondosos llenos de misterio.

El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Finalmente, la mariposa se posó sobre una piedra antigua en medio del bosque. El joven se acercó con cuidado y notó que había inscripciones talladas en la piedra.

Con curiosidad, comenzó a leerlas en voz alta: "Recuerda que cada experiencia vivida te ha moldeado hasta ser quien eres hoy". Las palabras resonaron en su corazón con fuerza.

De repente, como si un velo se hubiera levantado ante sus ojos, los recuerdos empezaron a fluir nuevamente en su mente. Recordó momentos felices junto a sus seres queridos, aventuras vividas y lecciones aprendidas.

Con lágrimas de emoción surcando sus mejillas, el joven comprendió que no importa cuántas veces olvidemos algo importante; siempre hay formas de recuperarlo si abrimos nuestro corazón y dejamos que las señales del universo nos guíen.

Desde ese día, el joven decidió vivir cada instante con gratitud y valentía, sabiendo que cada recuerdo perdido puede encontrarse nuevamente si estamos dispuestos a abrirnos al mundo que nos rodea.

Y así, entre risas y abrazos sinceros, la mariposa siguió danzando en torno al joven como un recordatorio constante de que la magia está presente en las pequeñas cosas de la vida para aquellos dispuestos a verla.

FIN.

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