La mariposa del sur


Sandro había tenido un día muy agotador en la fábrica donde trabajaba. Había estado moviendo cajas y cargando camiones durante horas, y estaba ansioso por relajarse en su casa con un buen mate.

Cuando llegó a su hogar, se preparó una jarra de agua caliente y colocó la yerba mate en el mate. Mientras esperaba que el agua alcanzara la temperatura adecuada, decidió sentarse en su jardín para disfrutar del sol de la tarde.

Fue entonces cuando escuchó un ruido extraño proveniente de uno de los arbustos cercanos. Se acercó para investigar y encontró a una pequeña mariposa atrapada entre las ramas. "¿Qué te pasa, amiguita?" preguntó Sandro mientras intentaba liberarla.

La mariposa no podía volar debido a que sus alas estaban mojadas por el rocío matinal. Sandro sabía que debía secarlas si quería ayudarla a volar nuevamente.

Así que llevó a la mariposa dentro de su casa y colocó sus alas delicadamente sobre una toalla para secarlas al sol. Mientras tanto, él se sentó junto a ella y comenzaron a charlar. "¿Cómo te llamas?" preguntó Sandro curioso. "Soy Maribel", respondió la mariposa tímidamente.

"¡Ese es un nombre hermoso! ¿De dónde vienes?""Vengo del jardín detrás de tu casa", dijo Maribel con tristeza. "Me perdí mientras buscaba mi camino hacia el sur". Sandro sintió compasión por la pequeña Maribel y decidió ayudarla.

Sabía que tenía que encontrar una manera de guiarla hacia el sur para que pudiera unirse a sus compañeras mariposas.

Así que, después de asegurarse de que las alas de Maribel estuvieran completamente secas, la llevó a su jardín y le mostró el camino hacia el sur. Le explicó cómo utilizar los rayos del sol y las estrellas para orientarse en su viaje. "¡Muchas gracias por tu ayuda, Sandro!" exclamó Maribel con felicidad mientras se elevaba en el aire.

"No hay problema, amiguita", dijo Sandro sonriendo. "Siempre estoy aquí para ayudar". Sandro se quedó allí observando cómo la pequeña mariposa desaparecía en el horizonte. Se sintió feliz sabiendo que había hecho algo bueno por alguien más.

Mientras regresaba a su casa para disfrutar finalmente de su mate, Sandro reflexionaba sobre lo importante que es ser amable con otros seres vivos y estar dispuesto a ayudar cuando se necesita.

Desde ese día, cada vez que tomaba mate después del trabajo, recordaba la historia de Maribel y sabía que siempre estaba listo para ayudar a quien lo necesitara.

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