La mariposa en la telaraña


, como todos los días. Era un niño simpático y curioso que siempre se detenía a observar todo lo que lo rodeaba. En su camino, se encontró con una pequeña mariposa que estaba atrapada en una telaraña.

Santino sabía que las mariposas eran seres muy delicados y hermosos, así que decidió ayudarla. Con mucho cuidado, tomó un palito y comenzó a desenredar la telaraña hasta liberarla.

La mariposa, agradecida, comenzó a revolotear alrededor de Santino mientras él seguía su camino hacia la escuela. Pero cuando llegó a la esquina de su calle, se encontró con un problema: había una gran cantidad de charcos debido a la lluvia de la noche anterior.

Santino no quería mojarse los zapatos nuevos que le habían comprado para el comienzo del año escolar. Fue entonces cuando vio algo sorprendente: unos niños estaban saltando sobre los charcos con botas de goma y divirtiéndose muchísimo.

"¡Ey! ¿Por qué no te sumás?"- le preguntaron los niños al verlo pasar sin entusiasmo. Santino pensó por un momento y decidió probarlo también. Se quitó sus zapatos y calcetines nuevos y corrió hacia ellos para saltar sobre los charcos con sus pies desnudos.

¡Qué divertido era! A partir de ese día, Santino aprendió algo muy importante: no hay nada malo en salirse del camino seguro y rutinario para descubrir nuevas experiencias e incluso hacer amigos inesperados en el proceso.

Y así fue como Santino llegó a la escuela con los pies mojados pero con una sonrisa en el rostro, listo para enfrentar cualquier desafío que se le presentara.

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