La mariposa libre

Felicitas estaba emocionada por su fiesta de 15 años. Sus padres habían planeado una gran celebración en su casa, y ella había invitado a todas sus amigas del colegio y de la vida.

Era un momento especial para ella, ya que recordaba con cariño los días en los que no tenía muchas amigas. Una tarde, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, encontró una pequeña mariposa herida.

Felicitas se acercó con cuidado y la tomó en sus manos. La mariposa parecía asustada y débil. "¿Qué voy a hacer contigo?" - dijo Felicitas mirando a la mariposa. Entonces recordó las historias que le contaba su abuela sobre cómo cuidar a los animales heridos.

Decidió llevarla a casa para curarla y cuidarla hasta que pudiera volar de nuevo. Felicitas se dedicó con esmero al cuidado de la mariposa, dándole agua y comida todos los días.

También investigó sobre las mejores formas de curar sus heridas para asegurarse de que sanara lo más rápido posible. Poco a poco la mariposa comenzó a recuperarse gracias al amor y dedicación de Felicitas.

Un día, cuando iba caminando por el jardín trasero, notó algo diferente en el aire. Se dio cuenta rápidamente que era la mariposa revoloteando libremente entre las flores del jardín. "¡Lo lograste!" - exclamó feliz Felicitas viendo como la mariposa volaba libremente.

Esa noche durante su fiesta de 15 años, Felicitas compartió con sus amigas su experiencia cuidando a la mariposa. Les habló de la importancia de ayudar a los demás y del impacto positivo que podemos tener en el mundo si nos preocupamos por las cosas pequeñas.

"Todos podemos hacer una diferencia, no importa cuán pequeña sea nuestra acción" - dijo Felicitas con orgullo.

Y así fue como Felicitas aprendió que incluso las acciones más simples pueden tener un gran impacto en nuestras vidas y en las vidas de los demás. Y esa noche, rodeada de sus amigas y familiares, se sintió feliz y agradecida por todo lo que había aprendido hasta ahora y por todas las aventuras emocionantes que le esperaban.