La mariposa mágica
En un pequeño pueblo de Argentina vivían dos hermanos llamados Karina y Mateo. A pesar de que se querían mucho, siempre estaban discutiendo por cualquier cosa.
La razón principal era que Karina sentía celos hacia su hermano mayor, Mateo, debido a la atención extra que recibía de sus padres por su enfermedad. Mateo había sido diagnosticado con asma cuando era muy pequeño y eso significaba que necesitaba cuidados especiales para poder respirar bien.
Sus padres siempre estaban pendientes de él, llevándolo al médico regularmente y asegurándose de que tomara sus medicinas correctamente. Karina no entendía por qué su hermano recibía tanta atención, mientras ella parecía pasar desapercibida.
Esto generaba envidia en su corazón y comenzó a comportarse mal con Mateo. Le quitaba los juguetes, lo fastidiaba constantemente y hasta le decía cosas hirientes. Un día, mientras jugaban en el jardín trasero de su casa, Karina vio cómo una mariposa volaba cerca de ellos.
Sin pensarlo dos veces, decidió atraparla para mostrarle a todos lo bonita que era. Pero cuando extendió la mano para agarrarla, la mariposa escapó volando rápidamente.
Mateo se rió al ver lo ocurrido y dijo: "Hermanita, las mariposas son libres y no les gusta estar encerradas". Karina se sintió frustrada porque no pudo atraparla y también triste porque sabía que tenía razón. Esa noche, mientras cenaban en familia, Karina decidió hablar con sus padres sobre lo que sentía.
Les contó cómo se sentía celosa de Mateo y cómo eso la hacía comportarse mal con él.
Sus padres la escucharon atentamente y le explicaron que su amor por ellos era igual, pero que Mateo necesitaba cuidados especiales debido a su enfermedad. Karina reflexionó sobre lo que le habían dicho sus padres y decidió hacer un cambio en su actitud. Al día siguiente, se acercó a Mateo y le dijo: "Hermanito, lamento mucho haberme portado mal contigo.
A partir de ahora, prometo ser más comprensiva y ayudarte en todo lo que necesites". Mateo sonrió emocionado y abrazó a Karina. Desde ese momento, los hermanos comenzaron a llevarse mejor.
Karina aprendió a valorar las diferencias entre ellos y comprendió que el amor de sus padres no era algo limitado. Con el tiempo, Karina descubrió cuántas cosas divertidas podía hacer junto a Mateo.
Juntos construyeron castillos de arena en la playa, exploraron el bosque e inventaron juegos nuevos cada día. Los años pasaron y Karina y Mateo se convirtieron en los mejores amigos inseparables. Aprendieron que la verdadera felicidad estaba en compartir momentos juntos y apoyarse mutuamente.
Así fue como aquellos dos hermanitos superaron los celos y encontraron la verdadera amistad entre ellos. Y desde entonces, siempre recordaban aquel día en el jardín cuando una mariposa les enseñó lo importante que es dejar volar libremente al amor fraternal. Fin
FIN.