La Mariposa Marchita y la Luz de la Luna
Era una cálida noche en el bosque de Silvaterra. Las luciérnagas danzaban alrededor, iluminando el camino. En medio de la oscuridad, una mariposa marchita, llamada Lila, se asomaba desde una hoja seca. El viento la hacía tambalear, y ella suspiraba con tristeza al ver a las otras mariposas volar felices.
"¿Por qué no puedo ser como ellas?" - murmuró Lila, contemplando cómo sus amigas llenaban el aire de colores.
"¡No te desesperes!" - cantó una pequeña luciérnaga llamada Lúa, acercándose a ella. "La belleza no siempre se ve, a veces se siente."
Lila la miró con tristeza, "Pero yo estoy marchita, nadie quiere volar conmigo."
Lúa se acercó aún más y le dijo: "¿Sabías que la luna tiene mágicos secretos? Tal vez podrías pedirle ayuda."
Intrigada, Lila decidió dar un salto de fe. Se acercó a un claro donde la luz de la luna iluminaba todo con su resplandor plateado. "¡Oh, dulce luna!" - gritó. "¿Puedes ayudarme a encontrar mi brillo otra vez?"
De repente, la luna comenzó a brillar aún más, y en su luz, una suave melodía llenó el aire. Lila cerró los ojos y comenzó a danzar, dejando que la melodía la guiara.
A medida que giraba y giraba, inexplicablemente, los colores comenzaron a regresar a sus alas. Púrpuras, azules y dorados resplandecieron bajo la luz de la luna. "¡Mirá, Lúa!" - gritó emocionada. "¡Mis colores están volviendo!"
Lúa aplaudió feliz. "¡Te lo dije! La luna tiene la magia que necesitas."
Pero, justo cuando Lila se sentía hermosa, un viento brusco sopló, desorientándola. Sus alas, aún fragiles, tambalearon. "¡Ay, no! ¡Voy a caer!" - exclamó, luchando por mantenerse en equilibrio.
En ese momento, Lúa brilló con aún más fuerza. "¡Confía en ti misma, Lila! Puedes superar esto."
Inspirada por la valentía de su amiga, Lila se centró. "Voy a volar, no importa lo que pase." Y alzó el vuelo, desafiando el viento.
En lugar de caer, Lila se dio cuenta de que al dejarse llevar por la brisa, podía bailar con ella. Comenzó a hacer acrobacias, volando por entre los árboles y deslizándose por el aire fresco de la noche.
"¡Mirá!" - le gritó Lúa. "¡Eres una mariposa hermosa!"
Lila sonrió, y por primera vez, se dio cuenta de que los colores no solo provenían de la luna, sino de su propio corazón. "¡Gracias, Lúa! ¡Nunca hubiera creído que podía hacer esto!"
Esa noche, Lila no solo recuperó su brillo, sino que también descubrió que la aceptación y la confianza en uno mismo son lo más hermoso que uno puede tener. Desde entonces, la mariposa marchita se convirtió en una de las mariposas más admiradas del bosque, y cada vez que salga a volar durante las noches de luna llena, recordará que, a veces, la verdadera belleza está en abrazar quiénes somos.
"¡Nunca te olvides de la magia que llevas dentro!" - le dijo Lúa mientras danzaban juntas entre las luces brillantes del bosque.
Así, bajo la luz plateada de la luna, Lila y Lúa se hicieron inseparables, recordándole al bosque que a veces, solo necesitamos un poco de fe y un amigo para sentirnos completos.
FIN.