La mariposa que unió amistades
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, dos niños muy especiales llamados Martín y Daniel. Ambos eran autistas no verbales y tenían dificultades para comunicarse con palabras.
Sin embargo, su amor por jugar y divertirse era igual al de cualquier otro niño de su edad.
Todos los días, los niños iban a la escuela juntos, pero cuando llegaba el momento del recreo, se encontraban con un desafío: no sabían cómo interactuar con sus compañeros en el patio de juegos. Observaban desde lejos cómo otros niños reían y jugaban juntos, pero no sabían cómo unirse a ellos.
Un día soleado, mientras Martín y Daniel estaban sentados en un banco del patio escolar mirando tristemente a los demás niños jugar, apareció una mariposa colorida volando cerca de ellos. Los ojos de los dos niños se iluminaron instantáneamente. Martín señaló emocionado la mariposa mientras decía: "-¡Mira! ¡Mariposa!"Daniel sonrió ampliamente y asintió con entusiasmo.
La mariposa revoloteaba alrededor de ellos como si supiera que necesitaban ayuda para hacer amigos. De repente, la mariposa tomó vuelo hacia el césped donde varios niños estaban corriendo detrás de una pelota.
Martín y Daniel decidieron seguir a la mariposa sin dudarlo. Mientras se acercaban al grupo de niños que jugaban fútbol, uno de ellos llamado Lucas notó su presencia e hizo una pausa en el juego. "-¡Hey chicos! ¿Quieren jugar con nosotros?", preguntó Lucas amablemente.
Martín y Daniel se miraron el uno al otro, emocionados y nerviosos a la vez. No sabían cómo responder, pero su entusiasmo era evidente. Lucas sonrió y les mostró una pelota de fútbol.
"-Si quieren jugar, solo deben patear la pelota", explicó. Martín y Daniel entendieron el mensaje e inmediatamente comenzaron a rebotar la pelota entre ellos con risas de alegría.
Los demás niños se unieron a ellos enseguida, formando dos equipos para jugar un divertido partido de fútbol improvisado. La mariposa continuaba revoloteando alrededor del grupo, como si estuviera contenta por haber ayudado a Martín y Daniel a hacer nuevos amigos. Todos los niños compartieron risas, abrazos y momentos increíbles juntos.
A partir de ese día, Martín y Daniel encontraron confianza en sí mismos para acercarse a otros compañeros en el patio escolar. La mariposa se convirtió en su amiga especial que siempre estaba allí para recordarles lo valientes que eran.
Con el tiempo, Martín y Daniel no solo aprendieron nuevas habilidades sociales sino también descubrieron que todos somos diferentes pero merecemos ser aceptados por quienes somos. Aprendieron que las barreras pueden superarse con paciencia y comprensión mutua.
Y así fue como Martín, Daniel y sus nuevos amigos disfrutaron de muchos días felices jugando juntos en el patio escolar de Villa Alegre bajo la atenta mirada de su querida amiga mariposa.
FIN.