La mariposa resplandeciente en la plaza Helado Bicicleta


Había una vez en la hermosa ciudad de Buenos Aires, una plaza llamada Helado Bicicleta. Esta plaza era muy especial, ya que estaba repleta de árboles frondosos, flores de colores y un gran parque para que los niños jugaran.

En esta plaza vivían muchos amigos: el conejo Saltarín, el pájaro Cantor, la mariposa Brillante y por supuesto, Laura, una niña muy dulce y amigable. Un día soleado, Laura decidió salir a pasear en su bicicleta por la plaza.

Mientras pedaleaba contenta y disfrutaba del viento en su cabello, se encontró con sus amigos Saltarín y Cantor. - ¡Hola Laura! ¿Quieres jugar con nosotros? - exclamó Saltarín saltando de alegría. - ¡Claro que sí! - respondió Laura emocionada.

Pero antes de comenzar a jugar, Cantor notó algo extraño. - Chicos... ¿Dónde está Brillante? Siempre viene volando por aquí a esta hora - dijo preocupado el pájaro.

Laura miró al cielo buscando a su amiga mariposa pero no logró verla por ningún lado. - No sé dónde estará Brillante... deberíamos buscarla - sugirió Laura con determinación. Saltarín asintió con la cabeza y juntos iniciaron su búsqueda.

Recorrieron cada rincón de la plaza: debajo de los árboles, entre los arbustos e incluso cerca del lago donde había patitos nadando. Pero no encontraron rastro alguno de Brillante. De repente escucharon un pequeño ruido proveniente de un árbol cercano.

Se acercaron sigilosamente y descubrieron a Brillante atrapada en una telaraña. - ¡Oh no! ¡Brillante está atrapada! - exclamó Laura angustiada. Saltarín, con su gran habilidad para saltar, se acercó al árbol y comenzó a brincar intentando liberar a la mariposa.

Pero por más que lo intentaba, la telaraña era muy fuerte. Entonces Cantor tuvo una brillante idea. Voló rápidamente hacia el lago y mojó sus alas en el agua. Regresó velozmente al árbol y comenzó a sacudir las gotas sobre la telaraña.

Poco a poco, la tela se fue debilitando hasta que Saltarín pudo romperla con un salto certero. - ¡Bravo! ¡Lo logramos! - gritaron todos emocionados mientras Brillante volaba libremente otra vez.

La mariposa le dio las gracias a sus amigos por rescatarla y juntos regresaron al parque de juegos de la plaza Helado Bicicleta.

Mientras jugaban bajo el sol radiante, Laura se dio cuenta de algo importante: siempre es bueno ayudar a los demás cuando están en problemas, así como Saltarín y Cantor lo hicieron por Brillante. Desde ese día, Laura aprendió el valor de la amistad y cómo pequeños gestos pueden hacer una gran diferencia en la vida de alguien más.

Y así, todos los días después del colegio, Laura visitaba la plaza Helado Bicicleta para encontrarse con sus amigos y disfrutar juntos de aventuras inolvidables llenas de risas y solidaridad. Y colorín colorado, esta historia de amistad ha terminado.

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