La mariposa solidaria



En un prado colorido y lleno de flores vivía una mariposa llamada Margarita. Era una mariposa curiosa y amable que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.

Un día, mientras revoloteaba entre las plantas, vio a lo lejos a un búho con un plástico atascado en una de sus patas.

Margarita se acercó al búho con la intención de quitarle el plástico y ayudarlo, pero el búho, que era un tanto hosco, pensó que la mariposa estaba tratando de molestarlo. "¡Déjame en paz, pequeña intrusa! No tengo tiempo para juegos", dijo el búho con voz grave. -Perdóneme, señor Búho. Solo quiero ayudarlo a quitarse ese plástico de la pata.

No quiero molestarlo -respondió Margarita con gentileza. El búho frunció el ceño y movió sus alas con desconfianza. "No me engañas, mariposa. Seguro tienes segundas intenciones", gruñó el búho mientras intentaba alejarse volando.

Margarita no se rindió y decidió seguir al búho para ayudarlo de alguna manera. Sin embargo, cuanto más intentaba acercarse, más se alejaba el búho creyendo que Margarita lo perseguía por alguna razón oculta.

Entonces Margarita tuvo una idea brillante: buscar ayuda entre sus amigas mariposas para detener al búho y explicarle la situación. Reunió a todas sus compañeras y les contó sobre el problema del búho con el plástico en su pata. Las otras mariposas escucharon atentamente y decidieron colaborar para resolver la situación.

Volaron juntas hacia donde estaba el búho e intervinieron antes de que pudiera escapar nuevamente. "Señor Búho, por favor permítanos explicarle algo importante", dijo Margarita con calma mientras las demás mariposas rodeaban al sorprendido ave nocturna.

El búho los miró con recelo al principio, pero al ver la determinación y bondad en los ojos de las mariposas finalmente decidió escuchar lo que tenían para decir.

"Nosotras solo queremos ayudarte a quitar ese plástico de tu pata porque nos preocupa tu bienestar", explicó una de las compañeras de Margarita. El rostro del búho se iluminó al comprender la verdadera intención de las mariposas.

Se sintió abrumado por la amabilidad mostrada por estos pequeños seres alados que estaban dispuestos a tenderle una mano sin pedir nada a cambio. Con cuidado, las mariposas lograron quitarle suavemente el plástico atascado en la pata del búho.

El ave gigante sintió un gran alivio y gratitud hacia aquellas valientes criaturas que no dudaron en ayudarlo cuando más lo necesitaba. Desde ese día, el búho aprendió a no juzgar tan rápido a los demás y valorar la importancia de aceptar ayuda cuando es ofrecida desde el corazón.

Y las mariposas demostraron que incluso los seres más pequeños pueden hacer grandes cosas cuando trabajan juntos con amor y solidaridad en sus corazones.

FIN.

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