La mariposa valiente



Había una vez una niña llamada Athina, que era muy linda e inteligente. Tenía grandes ojos brillantes y una sonrisa que iluminaba la habitación. Pero a veces, como cualquier niño de su edad, Athina tenía unos berrinches.

Un día, Athina se negó a ponerse un vestido que su mamá le había comprado. Ella quería usar su camiseta favorita y sus pantalones cómodos.

Su mamá intentó explicarle lo bonito que se vería con el vestido nuevo, pero Athina no quería escuchar. "¡No quiero ese vestido! ¡Es feo!"- gritó Athina mientras hacía pucheros. Su mamá respiró hondo y pensó en cómo ayudar a Athina a entender la importancia de probar cosas nuevas.

Decidió contarle una historia sobre una mariposa llamada Luna. "Athina, déjame contarte sobre Luna", dijo su mamá mientras tomaba su mano y se sentaban juntas en el sofá.

Athina prestó atención y miró fijamente los ojos de su mamá mientras esta comenzaba a contar la historia: Había una vez una mariposa llamada Luna que vivía en un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores. A Luna le encantaba volar por el jardín y visitar cada flor para tomar néctar.

Un día, Luna vio una flor nueva que nunca había visto antes. Era diferente a las demás: tenía pétalos amarillos con manchas rosadas. Luna estaba asustada porque no sabía si debía acercarse o no.

Pero luego decidió darle una oportunidad y se posó delicadamente en la flor. Para su sorpresa, el néctar de esa flor tenía un sabor delicioso y único. Luna se dio cuenta de que había estado perdiéndose algo maravilloso solo porque era diferente.

Athina escuchaba atentamente la historia mientras su mamá continuaba:"Así como Luna descubrió lo especial que era probar cosas nuevas, también es importante para nosotros, Athina. A veces, las cosas que no nos gustan a primera vista pueden resultar ser increíbles".

Athina reflexionó sobre la historia y pensó en cómo podía aplicarla a su propia vida. Decidió darle una oportunidad al vestido nuevo y permitir que su mamá le ayudara a ponérselo.

Cuando Athina se miró en el espejo con el vestido puesto, vio lo hermosa que lucía. Su mamá sonrió orgullosa y le dijo:"¡Mira Athina! Estás radiante con ese vestido nuevo. Te ves como una princesa".

Athina sintió una gran alegría al ver la felicidad en los ojos de su mamá. A partir de ese día, Athina aprendió a darle una oportunidad a las cosas nuevas antes de juzgarlas.

La próxima vez que Athina hizo berrinche por no querer comer algo nuevo en su plato, recordó la historia de Luna y decidió probarlo. Para su sorpresa, ¡le encantó! Desde entonces, Athina comprendió que probar cosas nuevas puede abrir un mundo lleno de maravillas y experiencias emocionantes.

Y así fue como Athina dejó atrás sus berrinches y comenzó a disfrutar de las cosas nuevas que la vida le ofrecía.

FIN.

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