La Mariposa Valiente



Había una vez, en un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, una pequeña oruga llamada Luna. A pesar de vivir en un entorno tan alegre, Luna se sentía triste porque no podía volar como las mariposas que danzaban en el aire.

- “¡Ojalá pudiera ser como ellas! ”, suspiraba Luna mientras miraba a las mariposas.

- “No te preocupes, Luna. Vos también podés hacerlo”, le decía su amiga, la hormiguita Sofía.

Sofía era una hormiga muy curiosa y siempre tenía ideas brillantes.

- “¿Por qué no intentás subir a la rama más alta del árbol? Desde allí podrías ver todo el jardín, tal vez eso te dé fuerzas”, le sugirió.

Luna dudó un momento.

- “Pero, Sofía, yo nunca he subido tan alto. ¿Y si me caigo? ”.

- “Si no probás, nunca sabrás lo que sos capaz de hacer”, respondió Sofía con determinación.

Inspirada por la valentía de su amiga, Luna decidió intentarlo. Con esfuerzo, comenzó a trepar la rama. Al principio fue complicado, pero cuando llegó al lugar más alto, sus ojos brillaron de emoción.

- “¡Mirá Sofía! ¡Puedo ver todo el jardín! ”, exclamó Luna.

Mientras observaba, notó algo sorprendente. Muchas de las mariposas tenían manchas en sus alas, unas eran más grandes que otras, y algunas hasta parecían tener miedo al volar.

- “Sofía, ¿viste eso? No todas las mariposas son perfectas como yo pensaba”, comentó Luna.

- “Claro, cada una tiene su propia historia y sus propios sueños. Al igual que vos, Luna”, respondió la hormiguita.

Profundamente conmovida por las historias que imaginaba detrás de cada mariposa, Luna entendió que todos podían tener sus propios retos y miedos. Ya no se sentía sola.

- “¿Y si yo puedo hacer algo especial? Algo que nadie más haya hecho”, pensó Luna en voz alta.

- “¿Qué te gustaría hacer? ”, preguntó Sofía.

- “Quiero soñar como las mariposas y sentirme libre”, dijo Luna con una gran sonrisa.

Entonces Luna decidió que era el momento de cambiar, de transformarse. Se envolvió en una hojita y decidió esperar. Pasaron días y días, y mientras se envolvía, vivió aventuras en su mente.

Una mañana, una luz brillante la despertó. Con mucho esfuerzo, se liberó de su envoltura. Al mirar sus alas, notó que ahora eran brillantes y llenas de color.

- “¡Soy una mariposa! ¡Soy una mariposa! ” gritó Luna.

- “¡Lo lograste, Luna! ¡Sos hermosa! ”, celebró Sofía.

Luna sintió una mezcla de alegría y nervios.

- “¿Y si no puedo volar? ”, se preguntó ella.

- “Tenés que intentarlo, ¡solo dale! ¡Voy a estar justo acá! ”, alentó Sofía.

Con gran valentía, Luna se lanzó al aire y, para su sorpresa, comenzó a volar.

- “¡Mirá Sofía, ¡estoy volando! ¡Soy libre! ” gritó Luna mientras daba vueltas en el aire.

Las otras mariposas se unieron a ella, haciendo círculos y creando un espectacular ballet aéreo. Luna se sintió feliz y segura de sí misma por primera vez en su vida.

De repente, Luna decidió descender y aterrizar cerca de Sofía, que la miraba con admiración.

- “No puedo creerlo, Luna. ¡Eras una oruga y ahora sos una hermosa mariposa! ”, exclamó Sofía.

- “No solo eso, también aprendí que la transformación es parte de crecer y que puedo lograr lo que me proponga”, dijo Luna, sintiéndose llena de confianza.

Así, Luna no solo se convirtió en mariposa, sino en un ejemplo de valentía y transformación para todos en el jardín. Desde ese día, recorrió el mundo libre, llena de sueños, empoderada por el amor y la amistad.

Y así, la pequeña oruga que temía no poder volar, se transformó en la mariposa valiente que enseñó a todos que, a veces, la metamorfosis más importante es la que ocurre dentro de nosotros mismos.

FIN.

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