La Mariposa y el Muchacho Malo



En un rincón de la ciudad de Buenos Aires, vivía una mariposa llamada Lila. Era una mariposa muy especial, con alas de colores vibrantes que brillaban al sol. Sin embargo, Lila no podía volar libremente porque había estado atrapada en un jardín, escondida detrás de una reja. Todos los días, miraba hacia la calle con anhelo, soñando con aventuras más allá de los límites del jardín.

Un día, mientras Lila miraba hacia el afuera, escuchó una melodía que venía de la calle. Un chico llamado Lucas, conocido como el 'muchacho malo' del barrio, estaba tocando su guitarra. Lucas era un joven que, aunque tenía fama de travieso, también tenía un corazón generoso. Todos los días, se sentaba en la vereda a tocar canciones por las que otros niños se acercaban a escucharlo.

"¿Por qué no vuela?" - preguntó Lucas, al ver a Lila atrapada.

Lila, emocionada, decidió que debía hablarle.

"¡Hola! Soy Lila, y estoy atrapada aquí. Siempre he querido conocer lugares como Nueva York, París o Londres. Pero no puedo salir de este jardín. ¿Podrías ayudarme?"

Lucas se sorprendió al escuchar a la mariposa hablar.

"Claro, Lila. Pero, ¿cómo podría ayudarte?"

Lila pensó y pensó.

"Si cantás para mí, quizás mi voz se sume a la tuya y podamos crear una melodía tan hermosa que el viento abra la reja por casualidad. ¡Vamos a intentarlo!"

Lucas, intrigado, aceptó el desafío.

"Está bien, ¡cantemos juntos!"

Comenzaron a cantar, y la melodía atrajo a otros niños que se asomaron para escuchar. Cuanto más cantaban, más sentían que la música llenaba el jardín de alegría. De repente, un viento suave comenzó a soplar, y la reja se movió lentamente, dejando una grieta abierta.

"¡Mirá, Lila! La música está funcionando. ¡Intenta volar!" - gritó Lucas con emoción.

Lila sintió una adrenalina inmensa.

"¡Voy!" - dijo, y con un suave aleteo, salió de su prisión de jardín. Voló alto en el cielo, sintiendo la libertad por primera vez.

"Gracias, Lucas! Me has dado alas, y prometo que te llevaré en mis aventuras a todos esos lugares que soñás conmigo. ¡Vamos!" - exclamó Lila mientras giraba alegremente alrededor de él.

Juntos, empezaron a volar. Primero, sobre el barrio donde vivían, después iban un poco más lejos, explorando el vecindario. Al poco tiempo, Lila y Lucas se encontraron con un grupo de niños que jugaban en un parque.

"¿Vieron eso? Una mariposa y un chico que canta. ¡Increíble!" - exclamó una niña con una sonrisa.

"Ellos son Lila y Lucas, la Mariposa y el Cantante. ¡Quiero ser parte de su aventura!" - gritó un niño.

Sin pensarlo, comenzaron a andar juntos, creando un pequeño grupo lleno de risas y música. Lila les contaba sobre su sueño de volar a Nueva York, París y Londres.

"¿Y qué tal si lo hacemos? ¡Llevamos un mapa para no perdernos!" - sugirió una niña llamada Sofía.

El grupo, lleno de temor y emoción, decidió emprender la aventura. Con el corazón latiendo rápido y las alas de Lila brillando, fueron a buscar las mejores historias de cada lugar. Así, cada vez que Lila contaba sobre sus sueños, los niños cantaban con Lucas, creando una melodía que hacía que los sueños flotaran en el aire.

Los niñitos tomaron un barco de papel y con la misma música, imaginaron que navegaban hacia Nueva York, donde había edificios enormes y luces brillantes.

"En Nueva York, podría mostrarles la Estatua de la Libertad!" - dijo Lila emocionada.

Siguieron cantando e imaginando viajes, hasta que se encontraron en París, junto a la Torre Eiffel.

"¡Miren, estoy ahí, volando!" - gritó Lila, mientras giraba en círculos.

Pasaron el día y, al final, volvieron al parque con la promesa de nuevas aventuras.

A partir de ese entonces, Lucas y Lila nunca más se sintieron solos. Juntos crearon un grupo de melodías y sueños, y cada niño, al igual que Lila, voló hacia sus sueños, aprendiendo que no hay límites cuando se tiene la libertad y la amistad.

Al final, Lila entendió que el verdadero vuelo no solo era conocer lugares, sino también compartir aventuras con aquellos que se atrevían a soñar. Desde aquel día, la mariposa nunca regresó a ser la misma, y Lucas se convirtió en el 'chico bueno' del barrio por ayudar a su amiga a volar. Y así, juntos hicieron melodías que se escucharon por toda la ciudad, llenando los corazones de muchos más.

Y así, cada vez que veías una mariposa volar, recordá que puede haber un sueño volando alto y que la amistad y la música son el mejor pasaporte hacia la libertad.

FIN.

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