La mariposa y la libélula
Había una vez en un colorido jardín, una mariposa muy hermosa llamada Lila. Sus alas eran un espectáculo de colores brillantes y destellos que hacían que todos en el jardín la admiraran.
Por otro lado, había una libélula llamada Lila, que a menudo se sentía triste y envidiosa de la belleza de la mariposa. La libélula, que tenía una apariencia menos llamativa y alas más transparentes, siempre deseaba poder ser tan hermosa como Lila la mariposa.
Un día, al sentir que su envidia la consumía, la libélula ideó un plan. "Si le quito una de sus alas a Lila, entonces no será tan hermosa y yo me sentiré mejor" - pensó. Así que voló rápidamente hacia la mariposa, que estaba descansando en una flor.
Sin pensar en las consecuencias, la libélula se abalanzó sobre Lila y ¡snip! Le cortó una de sus alas. La mariposa se asustó y voló en círculos, pero pronto se dio cuenta de que no podía volar tan alto como antes.
"¡Ay! ¿Por qué hiciste eso, libélula?" - exclamó Lila con tristeza.
La libélula, aunque momentáneamente sintió satisfacción, pronto se dio cuenta de lo que había hecho. El jardín, que una vez fue un lugar lleno de risas y colores, comenzó a verse triste. Las flores parecían más marchitas, y los demás animales se sentían incómodos.
"¿Qué he hecho?" - se preguntó la libélula, al ver a Lila triste en el suelo.
El tiempo pasó y la mariposa intentaba adaptarse a su nueva realidad. Sin embargo, su espíritu seguía brillando y llenando de colores el jardín, aunque ahora volaba un poco más bajo. La libélula comenzó a sentirse aún más mal. "No tengo una razón para sentirme bien con lo que hice. Yo sólo quería ser hermosa", se dijo a sí misma.
Un día, decidió acercarse a la mariposa. "Lila, lamento tanto haber hecho eso. Nunca debí dejar que mi envidia me guiara. Me gustaría ayudarte a volver a ser feliz" - dijo la libélula, con el corazón pesado.
La mariposa, aunque dolida, pudo ver la sinceridad en los ojos de la libélula. "Lo que hiciste me hirió. Pero también me enseñó que la belleza no es solo acerca de las alas o los colores. La verdadera belleza viene de ser amable y creer en uno mismo" - respondió.
Con el paso de los días, la libélula siguió visitando a Lila, ayudándola a encontrar nuevas flores y compartir momentos en el jardín. Juntas comenzaron a enseñar a los demás insectos sobre la importancia de la amistad y de aceptarse a uno mismo.
Finalmente, un día, la mariposa comenzó a notar que su ala dañada había comenzado a curarse. No solo comenzó a crecer una nueva ala, sino que su sabor a la vida había regresado. "Mira, libélula, mi ala está volviendo a crecer. A veces, las cosas difíciles pueden convertirse en oportunidades para ver la belleza de otra manera" - dijo la mariposa.
La libélula sonrió, comprendiendo que había aprendido una lección muy valiosa. "Nunca más dejaré que la envidia me consuma. La belleza de la amistad y el aceptar a los demás es lo que realmente importa."
Y así, los dos inseparables amigos demostraron que, a pesar de las dificultades, se puede construir una maravillosa amistad y que la verdadera belleza radica en lo que llevamos dentro, más que en lo que se ve por fuera. El jardín, lleno de risas y colores, volvió a florecer con su amistad.
FIN.