La mariposa y las flores mágicas


Había una vez en un hermoso jardín, un grupo de flores muy especiales. Ellas no solo eran bellas, sino que también tenían la capacidad de transmitir calidez y ternura a todos los seres vivos que se acercaban a ellas.

Se llamaban Margarita, Rosa, Girasol y Violeta. Un día, mientras las flores estaban charlando tranquilamente bajo el sol de la mañana, apareció una mariposa muy triste y desanimada. Sus alas estaban marchitas y no podía volar correctamente.

Las flores, al verla en ese estado, sintieron mucha pena por ella. "¿Qué te sucede, pequeña mariposa?", preguntó preocupada la Margarita. La mariposa suspiró y respondió con voz entrecortada: "He perdido mi alegría y mis fuerzas para volar.

Ya no sé qué hacer". Las flores se miraron entre sí con determinación. Sabían que debían ayudar a esa mariposa a recuperar su vitalidad.

"No te preocupes", dijo la Rosa con cariño, "nosotras te cuidaremos y te daremos todo nuestro amor para que puedas volver a ser feliz". Así comenzó la increíble aventura de las flores junto a la mariposa.

Cuidaban de ella día y noche, le hablaban con palabras dulces y le recordaban lo hermosa que era por dentro y por fuera. Poco a poco, la mariposa empezó a sentirse mejor gracias al amor incondicional de las flores.

Un día, mientras jugaba con la Mariposa en el jardín, la Violeta notó algo brillante entre las hojas de un árbol cercano. Era una piedra mágica que según decían tenía el poder de devolverle toda su energía a quien la poseyera. "¡Mirad lo que he encontrado!", exclamó emocionada la Violeta.

Las flores supieron en ese momento cuál era su siguiente paso para ayudar completamente a su amiga Mariposa. Decidieron llevarla hasta donde estaba la piedra mágica para que pudiera recuperar todas sus fuerzas.

Con mucho esfuerzo pero con gran determinación lograron llegar hasta el árbol donde se encontraba la piedra brillante. La Mariposa posó una pata sobre ella y al instante pudo sentir cómo su cuerpo se llenaba de energía renovada. Sus alas recuperaron su colorido y brillo característico.

"¡Estoy curada! ¡Puedo volar otra vez!", exclamaba emocionada la Mariposa mientras revoloteaba feliz alrededor de las Flores. Desde ese día, la Mariposa siguió visitando el jardín de las Flores Calidez Ternura cada vez que necesitaba un poco de amor y apoyo.

Y juntos descubrieron que cuando el amor es sincero y desinteresado puede sanarlo todo.

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