La Mariposita y la Florecita



En un hermoso jardín lleno de colores vibrantes y aromas dulces, vivía una mariposita llamada Lila. Lila tenía alas de un azul brillante y era conocida por su alegría y su curiosidad. Todos los días, Lila volaba de flor en flor, disfrutando de la belleza de su hogar. Pero un día, mientras danzaba entre los pétalos, vio a una florecita que nunca había visto antes.

“¡Qué hermosa eres! ” exclamó Lila con sus alas extendidas, admirando los pétalos amarillos de la florecita.

La florecita, que se llamaba Flora, sonrió y respondió: “Gracias, mariposita. Me encanta que vengas a visitarme. Estoy aquí esperando a que algún amigo me hable.”

Desde ese momento, Lila y Flora comenzaron a pasar mucho tiempo juntas. Lila aprendió a apreciar cada detalle de la florecita, mientras que Flora disfrutaba de las historias de aventuras que Lila le contaba sobre sus vuelos por el jardín.

“Lila, ¿por qué no te quedas un rato más? ”

“¡Claro, Flora! Me encanta estar contigo. Pero a veces me duele un poco que solo puedas quedarte quieta. Debes explorar el mundo también.”

Flora suspiró y dijo: “Pero yo estoy aquí para que los visitantes admire mi belleza. No puedo ir tan lejos como vos.”

Lila, al ver la tristeza en la florecita, ideó un plan. “¡Ya sé! A veces los visitantes se llevan el néctar de mis alas. Construiremos juntas un hermoso camino de pétalos que los guíe hasta ti.”

Flora brilló de alegría. Con mucho cuidado, Lila comenzó a recoger suaves pétalos de otras flores, creando un sendero amarillo que llevaba directo a Flora. Los días pasaron, y pronto, muchos insectos, abejas y mariposas comenzaron a apreciar la belleza de Flora gracias al sendero que Lila había hecho.

“¡Mirá, Flora! Te están visitando.” gritó Lila emocionada.

“¡Es hermoso! Nunca imaginé que podría tener tantos amigos.”

Una tarde, mientras disfrutaban de su compañía, un fuerte viento comenzó a soplar. Lila, temerosa, dijo: “Debemos resguardarnos, Flora. El viento es muy fuerte.”

“¡No! El viento traerá nuevas oportunidades. Debemos ser valientes y enfrentar lo que venga. Si juntos lo enfrentamos, nada nos podrá separar.”

Con coraje en sus corazones, las amigas se sostuvieron mutuamente mientras el viento soplaba fuerte. Después de un rato, el viento cesó y reveló un nuevo espectro de flores que estaban floreciendo, de nuevos colores jamás vistos.

“¡Mirá, Flora! Lo logramos. El jardín se ve más hermoso que nunca.”

“¡Es increíble! Nunca me sentí tan viva y libre.” Flora danzó con el viento, mientras Lila volaba a su alrededor. Todo el jardín celebró su valentía, y gracias a su conexión, la mariposita y la florecita habían creado un vínculo especial que atraía a todos los insectos.

Con el tiempo, Lila y Flora se convirtieron en un símbolo del jardín, mostrando que la amistad puede florecer incluso en las circunstancias más difíciles. Aprendieron que a veces, lo más importante no es solo estar juntos, sino también tener el valor de enfrentar los cambios y hacer crecer la esperanza.

Desde ese día, la mariposita y la florecita siempre recordaron que, aunque eran diferentes, juntas podían crear un mundo lleno de maravillas y nuevas experiencias.

FIN.

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