La Medalla de Eduardo


Eduardo era un niño muy talentoso en la natación. Desde pequeño, le encantaba estar en el agua y sentir la libertad que le daba. Sus padres lo apoyaban mucho y lo llevaban a todas las competiciones que podían.

Un día, Eduardo se enteró de que iba a haber unas olimpiadas para niños nadadores como él. ¡Estaba emocionado! Sabía que tenía el potencial para ganar una medalla y representar a su país.

Sin embargo, cuando fue a inscribirse, se dio cuenta de que había muchos otros niños con habilidades increíbles también. Algunos eran más grandes y fuertes, otros más rápidos y ágiles. Eduardo empezó a sentirse inseguro sobre sus propias habilidades.

"¿Crees que tengo alguna oportunidad de ganar?", le preguntó Eduardo a su entrenador. "Claro que sí, Eduardo", respondió el entrenador. "Tienes un estilo único en la natación y has mejorado muchísimo últimamente.

"A pesar del aliento de su entrenador, Eduardo seguía sintiéndose nervioso e inseguro conforme se acercaba el día de las olimpiadas. Se imaginaba perdiendo contra los otros niños y decepcionando a sus padres. Cuando llegó finalmente el día de las olimpiadas, Eduardo estaba listo pero tembloroso por dentro.

La primera prueba era una carrera corta de estilo libre. La señal sonó y todos los niños salieron disparados hacia la piscina. Eduardo no tomó la delantera desde el principio pero tampoco se quedó atrás del todo.

A medida que avanzaba por la piscina, comenzó a sentir la emoción de la competencia y olvidó todas sus inseguridades. Al final, Eduardo logró terminar en tercer lugar.

No era el primer lugar que esperaba pero estaba feliz por haber ganado una medalla. Además, había aprendido una lección importante: que no debía compararse con los demás y confiar en sí mismo. "¡Gracias por todo tu apoyo!", dijo Eduardo a su entrenador mientras se abrazaban.

"No tienes nada que agradecer", respondió el entrenador. "Tú eres un nadador talentoso y lo más importante es que disfrutes lo que haces. "Eduardo volvió a casa con su medalla colgando del cuello y una sonrisa enorme en la cara.

Sabía que aún tenía mucho camino por recorrer pero estaba decidido a seguir practicando y mejorando para alcanzar sus sueños de ser un campeón mundial algún día.

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