La mejor enfermera del mundo



Había una vez una niña llamada Guille, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y prados verdes. Guille era una niña alegre y curiosa, siempre lista para explorar y descubrir nuevas aventuras.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, su mamá la llamó desde lejos. "-Guille, ¡ven aquí por favor!", gritó su mamá. Guille corrió hacia ella con entusiasmo. "-¡Mamá, mamá! ¿Qué pasa?", preguntó Guille emocionada.

Su mamá sonrió y le dijo: "-Guille, tengo una noticia maravillosa para ti. Vas a ser hermana mayor". Los ojos de Guille se iluminaron de alegría mientras abrazaba a su mamá con fuerza.

"-¡Eso es increíble! ¡Voy a tener un hermanito o hermanita!", exclamó emocionada. A partir de ese momento, la vida de Guille cambió por completo. Estaba tan emocionada que no podía dejar de pensar en cómo sería tener un hermanito o hermanita para jugar y compartir aventuras juntos.

Pasaron los meses y el vientre de su mamá empezó a crecer cada vez más. Guille estaba fascinada al ver cómo crecía el bebé dentro de ella.

Se acercaba todos los días para hablarle al bebé y contarle todas las cosas divertidas que harían juntos cuando naciera. Finalmente, llegó el esperado día del nacimiento del bebé.

Guille estaba nerviosa pero también llena de emoción mientras esperaba en la sala de espera del hospital junto a su papá y abuelos. Después de un largo rato, el doctor salió con una sonrisa en su rostro y dijo: "-¡Felicidades! Ha nacido una hermosa niña". Guille saltó de alegría y corrió hacia la habitación donde estaba su mamá.

Allí encontró a su mamá sosteniendo en brazos a su pequeña hermanita. Guille se acercó con cuidado y le dio un beso en la frente. "-Hola, hermanita. Soy Guille, tu hermana mayor", susurró Guille con ternura.

A medida que pasaban los días, Guille se convirtió en una excelente hermana mayor. Ayudaba a su mamá cambiando pañales, cantaba canciones para hacer dormir a su hermanita y la protegía como si fuera el tesoro más valioso del mundo.

Pero un día, algo inesperado ocurrió. La pequeña hermanita de Guille enfermó y tuvo que quedarse en cama durante varios días. Guille no entendía por qué su hermanita estaba triste y débil.

"-Mamá, ¿por qué mi hermanita está enferma? ¿Qué podemos hacer para ayudarla?", preguntó preocupada. Su mamá explicó que todos nos enfermamos alguna vez pero que con amor, paciencia y cuidados especiales podíamos ayudar a sanar.

Así fue como Guille decidió convertirse en la mejor enfermera para su querida hermanita. Guille preparaba sopas calentitas, le leía cuentos divertidos e incluso le hacía compañía hasta tarde por las noches cuando tenía miedo.

Poco a poco, la hermanita de Guille empezó a sentirse mejor gracias a su amor y cuidado. Con el tiempo, la hermanita de Guille se recuperó por completo y volvió a ser una niña llena de energía. Guille estaba feliz al verla saltar y reír nuevamente.

A partir de ese día, Guille entendió que ser hermana mayor no solo significaba jugar y divertirse juntas, sino también estar allí para apoyarse en los momentos difíciles. Aprendió sobre el amor incondicional y la importancia de cuidar y proteger a quienes amamos.

Y así, Guille siguió siendo la mejor hermana mayor del mundo, siempre lista para compartir nuevas aventuras con su querida hermanita. Juntas descubrieron el valor de la familia y el poder del amor que los unía cada día más fuerte.

FIN.

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