La melodía de la amistad



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un hombre llamado Juan que era conocido como "El guitarrero del pueblo". Juan era un músico muy talentoso y siempre estaba tocando su guitarra en la plaza principal del pueblo.

Todos los niños se detenían a escucharlo tocar y cantar sus canciones. Un día, mientras tocaba su guitarra, se acercó a él un niño llamado Marcos.

Marcos le preguntó si podía enseñarle a tocar la guitarra como él lo hacía. Juan sonrió y respondió: "Claro que sí, pero debes saber que aprender a tocar la guitarra requiere mucha práctica y paciencia".

Marcos estaba emocionado por aprender a tocar la guitarra y comenzó a tomar clases con Juan todas las semanas. Al principio fue difícil para Marcos porque no sabía cómo sostener la guitarra correctamente ni cómo colocar sus dedos en las cuerdas.

Pero con el tiempo, gracias al trabajo duro y la dedicación, Marcos comenzó a mejorar. Un día, cuando estaban teniendo una clase en el parque del pueblo, vieron que había muchos niños jugando fútbol cerca de ellos. De repente uno de los niños cayó al suelo lastimándose el tobillo.

Los demás niños estaban asustados sin saber qué hacer. Juan rápidamente dejó su guitarra para ayudar al niño herido. Levantándolo con cuidado lo llevó hasta una banca cercana donde lo examinó para ver si estaba bien o necesitaba ayuda médica.

Mientras tanto Marcos se acercó al grupo de niños preocupados por el accidente e intento animarlos diciendo "No se preocupen, yo sé lo que hacer. Vamos a tocar una canción para alegrar el ambiente".

Marcos tomó la guitarra de Juan y comenzó a tocar una canción que habían estado practicando juntos. Los niños se detuvieron en seco al escuchar la música y pronto comenzaron a cantar junto con Marcos.

Juan sonrió al ver cómo su alumno había logrado animar a los niños con su música. Desde ese día en adelante, Marcos y Juan comenzaron a tocar juntos en las plazas del pueblo, llevando alegría y diversión para todos los habitantes.

La historia de Juan y Marcos enseña que siempre es posible aprender algo nuevo si trabajamos duro y somos pacientes. Además, nos recuerda que cada uno tiene un talento especial que puede compartir con los demás para hacer del mundo un lugar más feliz.

FIN.

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