La melodía de la autenticidad
En un pequeño pueblo llamado Villa Melodía, vivía una niña llamada Lola. Desde que era muy pequeña, Lola tenía una pasión desbordante por la música.
Cantaba mientras ayudaba a su mamá en la cocina, tarareaba melodías mientras jugaba en el parque y hasta inventaba canciones para cantarle a su gato Tomás. Un día, se enteró de que en Villa Melodía iba a haber un concurso musical para niños y decidió inscribirse.
Estaba emocionada por la oportunidad de mostrar su talento y compartir su amor por la música con todos en el pueblo. El día del concurso llegó y el escenario estaba decorado con luces brillantes y micrófonos relucientes.
Los nervios de Lola se mezclaban con la emoción de estar allí, lista para cantar frente al público. -¡Y ahora damos la bienvenida a nuestra próxima participante, Lola! -anunció el presentador. Lola subió al escenario, respiró hondo y comenzó a cantar.
Su voz era dulce como el canto de los pájaros al amanecer y pronto todo el público quedó cautivado por su interpretación. Pero justo cuando estaba llegando al estribillo de su canción favorita, las luces del escenario se apagaron de golpe.
Un apagón había dejado todo a oscuras. -¡Oh no! ¿Qué está pasando? -exclamó Lola, sintiendo cómo los nervios volvían con más fuerza que nunca.
Pero en ese momento recordó algo importante: lo más importante no era ganar o impresionar a los demás, sino disfrutar de lo que más amaba hacer: cantar. Con valentía, pidió un momento al presentador y comenzó a cantar acapella en medio de la oscuridad. Su voz resonaba clara y fuerte, iluminando el escenario incluso más que las luces mismas.
El público se sumergió en la magia de su canto y aplaudió emocionado cuando terminó. Cuando las luces finalmente volvieron, todos vieron a Lola sonriendo radiante en el escenario.
Aunque no pudo completar su actuación como había planeado, supo adaptarse a las circunstancias y brillar aún más fuerte gracias a su pasión por la música.
Al final del concurso, los jueces anunciaron que si bien hubo muchos talentos increíbles esa noche, decidieron otorgarle un premio especial a Lola por su valentía y dedicación demostradas durante su actuación inolvidable.
Desde ese día en adelante, Lola siguió cantando con alegría en cada rincón de Villa Melodía, inspirando a otros niños a seguir sus sueños sin importar los obstáculos que pudieran encontrar en el camino. Y así fue como una niña con una voz poderosa demostró que la verdadera magia está en ser fiel a uno mismo y compartir tu luz con el mundo entero.
FIN.