La Melodía de los Recuerdos



Era un día soleado en la Escuela Primaria Armonía. Los estudiantes estaban inquietos, ya que ese día se preparaban para la despedida de su querida profesora de música, Mirta, quien se jubilaba después de treinta años llenos de canciones y risas.

Todos los niños querían sorprenderla con algo especial. La directora, la señora Rosa, había organizado una ceremonia, pero querían hacer algo diferente, algo que realmente le hiciera sentir lo especial que había sido para ellos.

"¿Qué les parece si hacemos una canción juntos?" - sugirió Tomás, un chico de quinto grado.

"¡Sí!" - respondieron todos entusiasmados.

"¿Y si le invitamos a Mirta a dirigirla?" - añadió Valentina, con su sonrisa brillante.

"¡Genial! Entonces, que cada uno se encargue de un verso, así todos participan" - dijo Sofía, emocionada.

Los niños se pusieron manos a la obra, ensayando a escondidas durante el recreo. Tenían que hacer que Mirta no sospechara nada, así que cada vez que la profesora entraba al aula, todos hacían como si estuvieran estudiando. Pero en sus corazones, tenían una gran melodía lista para ella.

Finalmente, llegó el día de la despedida. La sala de música estaba decorada con tarjetas de agradecimiento que los niños habían creado, llenas de dibujos y palabras cariñosas.

"Bienvenidos todos a la despedida de nuestra querida profesora Mirta" - comenzó la directora Rosa. "Hoy celebramos su dedicación y amor por la música y por nosotros".

Los aplausos resonaron en el aula mientras Mirta sonreía con los ojos brillantes.

"Gracias, gracias. Ustedes son los que me han enseñado tanto. Cada uno de ustedes ha dejado una huella en mi corazón" - dijo, emocionada.

Luego, Valentina y Sofía se miraron, decidieron que era el momento. "¡Vamos a presentar nuestra sorpresa!" - dijo Valentina.

"Mirta, queremos cantar una canción para vos" - anunció Sofía, dando un paso adelante.

Los niños formaron un semicírculo alrededor de Mirta, mientras ella se acomodaba en una silla, entre risas y nervios. Cuando empezaron a cantar, todos se unieron en la melodía, cada uno con su verso. La voz de Tomás resonaba fuerte.

"Estamos aquí por vos, profesora, porque nos enseñaste a soñar, a creer en la música que llevamos dentro" - entonaban con alegría.

Mirta no podía contener las lágrimas de felicidad. Al terminar la canción, el aula estalló en aplausos.

"¡Fue hermoso! No tengo palabras para describir lo que siento en este momento" - exclamó.

"Siempre estaremos en contacto, ¿verdad?" - preguntó un chico del fondo.

"Por supuesto, seguiré siendo su fan número uno, y espero escuchar cada una de las melodías que creen en el futuro" - les respondió Mirta con una gran sonrisa.

Sin embargo, hubo un giro inesperado. Al final del acto, la directora Rosa se acercó con un sobre en la mano:

"Queridos estudiantes, tengo un anuncio especial. Esta carta es de la Asociación de Música Infantil. Debido a los esfuerzos de Mirta, han decidido otorgarle un reconocimiento especial por su dedicación a la enseñanza musical".

Los niños aplaudieron nuevamente, llenos de orgullo. Mirta abrió el sobre y leyó en silencio, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de alegría.

"No sé qué decir, esto es un regalo maravilloso. Me siento tan afortunada y agradecida" - dijo dejando escapar un susurro entre risas y lágrimas.

La celebración continuó con juegos, comida y música. Cada niño prometió llevar en su corazón todo lo que había aprendido de su maestra y recordarla con cada nota que toquen en el futuro.

Y así, Mirta se despidió, no solo como una profesora, sino como una amiga que había sido parte de la vida de cada uno de sus estudiantes. Aunque su paso por la escuela había terminado, la música que había sembrado en ellos se quedaría para siempre en sus corazones.

FIN.

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