La melodía escondida



Había una vez en la escuela "Armonía Musical" un grupo de niños muy talentosos que formaban parte de la orquesta escolar.

Todos los días se reunían para practicar y ponerle melodía a los cuentos que les asignaba su profesora, la Señorita Melodía. Un día, al llegar a clase, los niños de la orquesta se llevaron una gran sorpresa al descubrir que sus instrumentos no estaban en el salón. Habían desaparecido misteriosamente durante la noche.

Los pequeños músicos estaban preocupados y tristes, ya que sin sus instrumentos no podrían crear música para el cuento semanal.

Después de un rato de incertidumbre, decidieron pedir ayuda a los alumnos de segundo de infantil, quienes eran conocidos por su creatividad y alegría. Los niños de la orquesta llegaron al aula de infantil y explicaron su situación a los más chiquitos. - ¡Hola! Somos los músicos de la orquesta y hoy nos despertamos sin nuestros instrumentos.

Necesitamos crear melodías para un cuento, ¿nos ayudarían? Los pequeños estudiantes de infantil se emocionaron con la propuesta y aceptaron encantados colaborar con ellos.

Juntos idearon un juego musical donde cada niño representaría un sonido o una nota musical con su voz o algún objeto del aula. Así comenzó el divertido juego musical.

Los niños más grandes guiaban a los pequeños en cómo producir diferentes sonidos con palmadas, silbidos, golpes suaves en las mesas e incluso utilizando juguetes musicales disponibles en el salón. Poco a poco, entre risas y juegos, lograron crear hermosas melodías que acompañarían el cuento semanal. La creatividad fluía por todo el salón y juntos descubrieron nuevas formas de hacer música sin necesidad de instrumentos tradicionales.

Finalmente, llegó el momento esperado: presentar las melodías creadas al resto de la escuela durante el festival semanal. Los niños estaban nerviosos pero emocionados por mostrar lo que habían logrado gracias a la colaboración entre generaciones.

Al escuchar las melodías interpretadas con tanto entusiasmo y originalidad por todos los alumnos involucrados, el público quedó maravillado. La combinación única de sonidos vocales e improvisaciones resultó en una experiencia musical inolvidable para todos.

Desde ese día, los niños aprendieron que la música está en todas partes y que trabajar juntos puede traer resultados maravillosos. Nunca olvidaron aquel día especial en el que descubrieron que no necesitaban sus instrumentos para hacer magia musical; solo bastaba con tener imaginación y ganas de crear.

Y así concluyó esta historia inspiradora sobre amistad, colaboración y creatividad musical en la escuela "Armonía Musical".

FIN.

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