La melodía interior


Había una vez, en un hermoso bosque de la selva argentina, una familia de elefantes compuesta por papá Elefante, mamá Elefante y su pequeño elefantito.

Vivían felices entre los árboles altos y frondosos, disfrutando del aire fresco y los sonidos de la naturaleza. Un día soleado, mientras el elefantito exploraba curioso su entorno, vio algo brillante escondido entre las hojas. Se acercó sigilosamente y descubrió que era una caja de música antigua.

Sin pensarlo dos veces, decidió abrirla para ver qué había dentro. Al abrir la caja, un hermoso sonido musical comenzó a llenar el aire. El elefantito quedó maravillado al escuchar aquella melodía mágica. Rápidamente corrió hacia sus padres para compartir su hallazgo.

"¡Papá! ¡Mamá! ¡Encontré una caja de música!" -exclamó emocionado el pequeño elefante. Papá Elefante y mamá Elefante se acercaron con curiosidad hacia donde estaba su hijo. "¡Wow! Qué sorpresa tan maravillosa has encontrado"-dijo papá Elefante. "Sí, mi amorcito.

Es realmente especial"-agregó mamá Elefante. "¿Por qué no le damos cuerda juntos para ver qué más puede hacer?"Llenos de emoción, los tres elefantes dieron cuerda a la caja de música hasta que comenzaron a salir figuras bailarinas giratorias del interior.

Era como si cobraran vida al ritmo de la melodía. El elefantito no pudo contener su alegría y comenzó a moverse siguiendo los pasos de las bailarinas.

Sus padres, contagiados por su entusiasmo, se unieron al baile con gracia y ternura. El bosque resonaba con risas y música. A medida que seguían bailando, algo mágico comenzó a suceder: el bosque se llenó de animales curiosos que querían unirse a la diversión.

Venados, monos, tucanes y hasta pequeños conejitos salieron de sus escondites para disfrutar del espectáculo. Los elefantes continuaron bailando sin parar mientras más y más animales se sumaban al grupo. El elefantito estaba encantado de ver cómo todos compartían la misma alegría.

De repente, el viento trajo una melodía diferente que provenía del otro lado del bosque. Era una canción triste y melancólica que hizo detenerse a todos en seco. "¿Qué está pasando?" -preguntó el elefantito preocupado.

"Esa música me hace sentir triste". Papá Elefante tomó al pequeño en sus brazos para consolarlo. "No te preocupes, mi amorcito. A veces en la vida también hay momentos tristes o difíciles.

Pero lo importante es recordar que siempre podemos encontrar nuestra propia música para ser felices nuevamente". Inspirados por las palabras sabias de papá Elefante, todos los animales comenzaron a buscar dentro de sí mismos esa melodía especial que les hacía feliz.

Pronto cada uno encontró su ritmo único e individual. Así, el bosque volvió a llenarse de música y risas. Elefantes, venados, monos, tucanes y conejitos bailaban al son de sus propias melodías.

Todos aprendieron que la felicidad no depende de lo que sucede a nuestro alrededor, sino de cómo encontramos nuestra propia alegría desde adentro. Desde aquel día, el elefantito nunca dejó de buscar su propia música en todo lo que hacía.

Bailaba con gracia y disfrutaba cada momento junto a su familia y amigos del bosque. Y así fue como una caja de música mágica cambió para siempre la vida de aquel pequeño elefante y todos los animales del bosque.

Aprendieron que la verdadera magia reside en encontrar nuestra propia melodía interior y compartirla con el mundo.

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