La Melodía Secreta de Sofía



Sofía era una niña que siempre tenía música en su cabeza. Amaba crear melodías imaginarias que cambiaban de color según lo que sentía. Había una melodía alegre y dorada para los momentos en que se sentía extrovertida, una suave y azul para los momentos de tranquilidad y a veces, una melodía oscura y gris cuando se sentía triste.

Un día, mientras paseaba por el parque con su perro Mimo, descubrió un viejo piano en un rincón olvidado.

"¡Mirá, Mimo! ¿Qué será eso?" - exclamó Sofía, llenándose de curiosidad.

Se acercó al piano cubierto de polvo y hojas secas, y al tocar una tecla, sonó una nota pura que resonó en el aire.

"¡Es hermoso!" - dijo Sofía mientras una melodía dorada empezaba a surgir en su mente.

Desde ese día, Sofía visitaba el piano y cada vez que tocaba, su música era distinta. Un día, mientras tocaba una melodía alegre, escuchó una risa proveniente de detrás del piano.

"¡Hola!" - dijo una niña de cabello rizado y ojos brillantes. "Soy Lila. ¿Puedes enseñarme a tocar?"

Sofía sonrió:

"¡Claro! Pero, en realidad, siempre hago mi música con los sentimientos. ¿Cuál es el tuyo ahora?"

"Estoy muy feliz porque mi mamá me dejó quedar en casa toda la tarde. Pero a veces me siento un poco sola. ¿Puedes ayudarme con eso?" - Lila miró el suelo, un poco tímida.

Sofía pensó un momento y propuso:

"Vamos a crear una melodía juntas. ¿Qué color usaríamos para eso?"

"Quizás un color verde, como la esperanza" - sugirió Lila, sonriendo.

Ambas se sentaron en el piano y comenzaron a tocar juntas, creando una melodía que combinaba el dorado de la alegría y el verde de la esperanza. A medida que tocaban, notaron que la melodía las hacía sentir cada vez más conectadas y felices.

Días pasaron y su amistad floreció. Sin embargo, un día Lila llegó al parque con lágrimas en los ojos.

"Me tengo que mudar. Mi papá encontró un nuevo trabajo en otra ciudad" - exclamó Lila.

Sofía se sintió triste al escucharla:

"Pero, ¿qué pasará con nuestras melodías?"

"Podemos seguir tocando por teléfono, ¿no?"

"¡No es lo mismo!" - respondió Sofía, angustiada. Entonces, una idea le iluminó la cabeza.

"¡Ya sé! Haremos un pacto musical. Cada vez que una de nosotras sienta algo especial, lo compartimos. Y así, cada vez que toquemos, sentiremos que estamos juntas. ¿Te parece?"

Lila asintió mientras secaba sus lágrimas.

"Suena genial. Prometido entonces. ¡Haremos la mejor melodía del mundo!"

Las niñas se abrazaron y escribieron su compromiso en un papelito. Al tocar por última vez juntas, produjeron una melodía inolvidable, llena de colores y emociones, que se quedaría en su corazón para siempre.

Ahora, aunque se separaron, Sofía y Lila siempre compartieron sus melodías por teléfono, llenando sus días de música y colores.

Un tiempo después, Sofía descubrió que la música tenía el poder de unir a las personas y que las melodías se convertían en recuerdos que jamás se desvanecían.

Y así, Sofía siguió creando su música mientras miraba al cielo, donde sabía que su amiga Lila también tocaba su piano con una sonrisa, compartiendo su propia melodía secreta llena de colores.

FIN.

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