La merienda mágica


Había una vez una hermosa familia compuesta por Mamá María Laura, Papá Sergio y su pequeña hija Helena. Todos los días, Mamá María Laura iba a buscar a Helena al jardín para llevarla de vuelta a casa.

Un día soleado, Mamá María Laura se acercó al jardín y encontró a Helena jugando con sus amiguitos. Sin embargo, cuando Helena vio a su mamá acercarse, frunció el ceño y cruzó los brazos en señal de enfado.

Mamá María Laura se sorprendió al ver la reacción de su hija y le preguntó: "Helena, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás enfadada?"Helena respondió con voz temblorosa: "¡No quiero irme! Quiero seguir jugando con mis amigos".

Mamá María Laura intentó explicarle que era hora de irse a casa y que podía jugar con sus amigos otro día. Pero Helena no quería escuchar razones y comenzaron a discutir en medio del jardín.

Papá Sergio había llegado temprano ese día para preparar la merienda especial que les esperaba en casa. Desde lejos, vio cómo llegaba Mamá María Laura peleada con Helena y decidió intervenir para calmar las aguas.

Cuando llegaron a casa, Papá Sergio los esperaba sonriendo mientras sostenía un plato lleno de deliciosas galletitas caseras. Al verlo, tanto Mamá María Laura como Helena sintieron un aroma dulce invadir el ambiente y olvidaron momentáneamente su pelea.

"¡Hola mi amorcito! ¿Qué tal estuvo tu día?"- dijo Papá Sergio mientras abrazaba a Helena. Helena, aún con un poco de rabia en sus ojos, respondió: "No quiero hablar sobre eso". "Está bien, mi amor. Pero antes de comer estas ricas galletitas que preparé para ustedes, me gustaría escuchar lo que pasó.

¿Pueden contarme?"- preguntó Papá Sergio con voz tranquila. Mamá María Laura y Helena se miraron y finalmente accedieron a contarle todo lo sucedido en el jardín.

A medida que hablaban, las tensiones comenzaron a disminuir y la risa empezó a aparecer tímidamente. Papá Sergio escuchó atentamente las palabras de ambas y les dijo: "Entiendo que estén enfadadas por diferentes razones, pero recuerden que siempre es importante comunicarnos y buscar soluciones juntos".

Luego de compartir sus sentimientos e ideas, Mamá María Laura propuso una actividad divertida para disfrutar en familia. Decidieron hacer una competencia de construcción con bloques de colores.

A medida que construían torres cada vez más altas, las sonrisas volvieron a iluminar los rostros de Mamá María Laura, Papá Sergio y Helena. La pelea del jardín quedó atrás mientras se concentraban en trabajar en equipo para lograr el objetivo común.

Cuando terminaron la competencia, se dieron cuenta de que lo importante no era ganar sino aprender a resolver conflictos sin discutir ni enfadarse demasiado. Comprendieron la importancia de escucharse mutuamente y encontrar soluciones pacíficas.

Aquella tarde se convirtió en un hermoso recuerdo familiar, un momento en el que aprendieron a superar las peleas y encontrar la armonía en medio de las diferencias. Desde aquel día, Mamá María Laura, Papá Sergio y Helena recordaron siempre la importancia de hablar con sinceridad y buscar soluciones pacíficas cuando surgieran conflictos.

Aprendieron que juntos podían resolver cualquier problema y que el amor siempre prevalecería en su hogar. Y así, entre risas y juegos en familia, Mamá María Laura, Papá Sergio y Helena vivieron felices para siempre.

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