La Merienda Mágica de Sofía
Era una tarde soleada en la ciudad, y Sofía, una nena curiosa de ocho años, decidió visitar el bar de la esquina para merendar. Al entrar, el lugar tenía ese aroma a galletitas recién horneadas y chocolate caliente que hacía que su pancita hiciera ruidos de alegría.
"¡Hola, Sofía!", saludó la anciana dueña del bar, la señora Rita.
"¡Hola, señora Rita! Venía a merendar algo rico", respondió Sofía con una sonrisa.
"¿Qué tal si pruebo algo nuevo?", sugirió la nena con entusiasmo. La señora Rita sonrió y le preparó un batido colorido, lleno de frutas y esencias.
"Aquí tienes, Sofía. Pero debes tener cuidado. Este batido tiene un ingrediente secreto", dijo la señora con un guiño.
Sofía se sirvió un gran vaso de batido, y al primer sorbo, notó que tenía un sabor peculiar. Sin embargo, no le dio mucha importancia. Disfrutó cada trago, sintiéndose cada vez más alegre y llena de energía.
De repente, sintió un cosquilleo en su pancita y, en un abrir y cerrar de ojos, ¡despegó del suelo! Su corazón palpitaba de emoción mientras se elevaba más y más, pasando por las ventanas del bar y sobre los árboles del parque.
"¡Mirá, puedo volar!", gritó Sofía, sorprendida y feliz.
Pero no todo era diversión, ya que a medida que iba volando más alto, comenzó a tener un pequeño problema: se sentía un poco mareada y confundida.
"¿Qué está pasando?", se preguntó, mientras daba vueltas en el aire. De repente, recordó las palabras de la señora Rita sobre el ingrediente secreto.
"¡Debo regresar!", pensó, y empezó a descender lentamente.
Cuando finalmente tocó el suelo, Sofía fue recibida por una multitud de niños que estaban en el parque.
"¡Eras tú volando! ¡Increíble!", exclamó uno de ellos.
Todos estaban asombrados, pero Sofía se sintió un poco asustada.
"No sé si debería volver a tomar esa bebida", murmuró.
En ese momento, la señora Rita apareció detrás de ella con una sonrisa tranquilizadora.
"Sofía, volar es una aventura extraordinaria, pero también conlleva una gran responsabilidad. A veces, lo que parece divertido puede tener consecuencias inesperadas", explicó la anciana.
"¿Me diste veneno, señora Rita?", preguntó Sofía con preocupación.
"No, querida. Lo que hiciste fue una magia especial, pero es importante recordar que a veces las cosas que parecen extraordinarias pueden hacerte sentir incómoda. Debes ser siempre cuidadosa con lo que consumes y con tus decisiones", la educó la señora Rita.
Sofía asintió, comprendiendo la lección. A partir de ese día, se volvió más curiosa sobre lo que comía y bebía, preguntando siempre a los adultos antes de probar algo nuevo.
Y aunque nunca volvió a volar de esa manera, la merienda de la señora Rita se convirtió en su favorito, y cada vez que la veía, le preguntaba sobre el ingrediente secreto, llenando su corazón de curiosidad y sabiduría.
Sofía aprendió que la aventura y la diversión son parte de la vida, pero también lo es la responsabilidad y la toma de decisiones acertadas. Desde entonces, nunca dejó de explorar, pero siempre con precaución y con una sonrisa en el rostro, recordando que la mayor magia estaba en aprender y compartir con los demás.
FIN.