La mesa mágica


Un día de verano, Vero y Valen estaban aburridas en casa sin saber qué hacer. Entonces, se les ocurrió la idea de ir a visitar al papá Pablo en su taller de carpintería.

Cuando llegaron al taller, encontraron a Pablo ocupado con una gran mesa que estaba construyendo. Vero y Valen se acercaron tímidamente y le preguntaron si necesitaba ayuda en algo.

Pablo sonrió y les respondió: "¡Claro que sí! Si me ayudan a lijar esta mesa, podemos terminarla antes del final del día". Las niñas aceptaron emocionadas la propuesta y comenzaron a trabajar juntas para lijar la superficie de la mesa. Mientras trabajaban, hablaban sobre sus gustos e intereses personales.

"¿Qué te gusta hacer cuando no estás aquí?", preguntó Vero curiosa. "Me encanta leer libros sobre carpintería", respondió Pablo mientras seguía lijando con cuidado los bordes de la mesa.

"A mí me gusta dibujar", dijo Valen sonriendo mientras sostenía su papel y lápiz cerca del borde de la mesa para no ensuciarla. Después de un rato trabajando juntos, las niñas notaron que algo extraño estaba sucediendo con el papá Pablo. Parecía estar distraído y triste por momentos. "¿Estás bien?", preguntó preocupada Vero.

Pablo suspiró profundamente antes de responder: "La verdad es que estoy preocupado porque mi hija está teniendo problemas en la escuela. No sé cómo ayudarla".

Vero y Valen intercambiaron una mirada cómplice antes de decir al unísono: "¡Nosotras podemos ayudarte!"Pablo sonrió aliviado y les explicó la situación de su hija. Resulta que había estado teniendo problemas para leer y escribir, lo que estaba afectando su desempeño escolar.

Las niñas propusieron entonces la idea de hacer una sesión de lectura con ella en el taller después del trabajo. Pablo aceptó encantado y se emocionó por la ayuda que le estaban brindando. Después del trabajo, llegó la hija de Pablo al taller.

Las niñas se presentaron y comenzaron a leer cuentos infantiles juntas mientras tomaban mate con pan casero. La hija de Pablo se sintió muy cómoda con ellas y poco a poco fue mejorando su capacidad para comprender los textos.

Al finalizar la sesión, las niñas le dieron algunos consejos útiles para seguir practicando en casa. "Muchas gracias chicas", dijo Pablo emocionado mientras abrazaba a sus nuevas amigas. "No sólo me han ayudado en mi trabajo hoy, sino también en mi vida personal".

Vero y Valen sonrieron felices antes de despedirse con un beso en cada mejilla. Se fueron del taller sabiendo que habían hecho una buena acción para ayudar a alguien más, y eso les hizo sentir muy bien consigo mismas.

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