La mesa sabia y el pajarito aventurero



Había una vez una pequeña mesa de madera que vivía en un tranquilo jardín. La mesa era muy amable y siempre estaba dispuesta a ayudar a todos los animales y plantas que la rodeaban.

Un día, mientras la mesa disfrutaba del sol de la tarde, un adorable pajarito llamado Pepito se posó sobre ella. El pajarito estaba cansado y hambriento después de volar durante todo el día en busca de comida.

La mesa, al ver al pajarito tan agotado, decidió ayudarlo. "Hola Pepito, ¿cómo estás? Pareces necesitar algo de descanso y comida", dijo la mesa con su voz cálida. "Sí, estoy muy cansado y tengo mucha hambre", respondió el pajarito con tristeza.

Sin dudarlo, la mesa le ofreció un lugar para descansar y le preparó una ensalada fresca con semillas y frutas del jardín. "Aquí tienes Pepito, espero que te guste esta ensalada especial", dijo la mesa mientras colocaba el plato frente al pájaro.

El pajarito probó la ensalada y quedó encantado por su delicioso sabor. "¡Es realmente exquisita! ¡Gracias por tu bondad!", exclamó emocionado Pepito. Con el estómago lleno y las energías recuperadas, Pepito se sentía mucho mejor.

Quiso hacer algo para agradecerle a la generosa mesa todo lo que había hecho por él. "Querida Mesa, quiero mostrarte mi gratitud enseñándote algo sorprendente", dijo el pajarito con entusiasmo. El pajarito comenzó a volar alrededor de la mesa, cantando una hermosa canción.

Mientras lo hacía, las hojas de los árboles se movían al ritmo de su melodía y las flores parecían bailar en el jardín. Era un espectáculo mágico que llenaba de alegría a la mesa.

"¡Es maravilloso! ¡Nunca había visto algo tan hermoso!", exclamó emocionada la mesa. El pajarito sonrió y le dijo a la mesa: "Querida amiga, cada uno tiene algo especial para compartir con los demás.

Tú eres un lugar donde todos pueden encontrar descanso y ayuda, pero también mereces ver el mundo desde otra perspectiva". La mesa entendió el mensaje del pájaro y decidió que quería explorar más allá del jardín. Así que Pepito ofreció llevarla en su espalda mientras volaban hacia nuevos lugares.

Durante su viaje, conocieron diferentes animales y plantas, aprendiendo sobre sus vidas y compartiendo historias. La mesa se dio cuenta de lo importante que era escuchar a los demás y aprender de ellos.

Después de un tiempo, decidieron regresar al jardín. La mesa estaba feliz por todo lo que había vivido y aprendido en su aventura junto a Pepito.

A partir de ese momento, la pequeña mesa no solo fue un lugar para descansar o comer, sino también un símbolo de amistad y sabiduría para todos los seres vivos del jardín. Y así termina esta historia llena de magia y enseñanzas.

Recuerda siempre estar dispuesto a ayudar a los demás, pero también a abrir tu mente y aprender de las experiencias de aquellos que te rodean.

FIN.

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